El torremolinense Pasaje Begoña, considerado el Stonewall español por sus similitudes históricas con la cuna del movimiento por la igualdad en Estados Unidos, ha comenzado una nueva vida gracias a la comunidad LGTBI local tras décadas de abandono. El empeño del matrimonio conformado por Jorge Pérez y Juan Carlos Parrilla, que fundaron a principios de 2018 la Asociación Pasaje Begoña tras leer su historia en un recorte de periódico, les llevó a adquirir con la ayuda de familiares y amigos la mayoría de los locales de este callejón, que han alquilado a precios económicos a distintos comercios de temática LGTBI.

Entre estos locales se encuentra una inmobiliaria, una agencia de viajes o una tienda de ropa, todos presididas con banderas arco iris, cuyos dueños han conformado una asociación de empresarios que han bautizado como Fénix porque buscan «resurgir de las cenizas», explica el presidente de esta entidad, José Manuel Arena.

El Pasaje Begoña fue desde 1962 una zona de ocio nocturno que se convirtió en referencia de aperturismo sexual, hasta que en 1971 se produjo la conocida como Gran redada, en la que la policía del régimen franquista identificó a más de trescientas personas y arrestó a 114, según datos facilitados por la Asociación Pasaje Begoña.

«Íbamos a tomar nuestras copitas, a pasarlo bien y nos divertíamos. No hacíamos nada malo. Hasta que vino la policía y nos detuvo. A mí un policía me puso una pistola en la frente y le dijo a un compañero: Esta gentuza se termina dándoles un tiro a cada uno en la cabeza», rememora Sandra, una de las que frecuentaba el pasaje en la época.

Sandra nació con un nombre masculino, pero a ella no le gusta recordarlo, y dentro de la comunidad local se la conoce como Sandra Chica Almodóvar, ya que protagonizó años después una escena en la película del director manchego La mala educación, y define la época dorada del Pasaje Begoña como «un tesoro, Hollywood en pequeño». Tras ser llevada después de aquella redada a la cárcel de Badajoz por su inclinación sexual y estar varios meses entre rejas, relató, volvió a Torremolinos para descubrir que ya no quedaba nada del viejo pasaje: «Fue como si hubiera caído una bomba y hubiera desaparecido todo. Nos quedamos desnudos». «Yo he tenido una vida que no se la deseo a nadie, pero ahora soy feliz con mi trabajo y con mi gente», sentencia Sandra, que añade que si vuelve a abrir un bar en el Pasaje Begoña estará encantada de mostrar allí su arte.

El próximo 26 de junio se producirá durante la celebración mundial del Orgullo LGTB en Nueva York un hermanamiento con el original Stonewall Inn, que el presidente de la Asociación Pasaje Begoña, Jorge Pérez, califica de «lugar hermano» y donde comenzaron las protestas del movimiento LGTBI en Estados Unidos tras una redada policial.

Tras investigar el relato histórico del pasaje junto con la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, lograr que el Congreso de los Diputados solicite su calificación como Lugar de Memoria Histórica o protagonizar varios cupones de la lotería, Pérez señala que los próximos pasos de la asociación serán crear un centro de interpretación en el enclave, embellecerlo mediante grafitis y sumarle varias placas de información histórica.

Desde la asociación de empresarios Fénix solicitan que se arregle el pavimento del pasaje para que resulte más atractivo, y Pérez confía en la recepción positiva de la administración para que el renacimiento del Pasaje Begoña sea definitivo: «Espero que Torremolinos ponga en valor a aquellos valientes que nos abrieron camino a base de llevarse muchos tortazos».