Se llama Jair y se apellida Pereira. Pero huye de protagonismos. Es de esos bomberos, la mayoría, que en plenas labores de extinción tiene el rostro cubierto y no tiene el más mínimo interés en salir del anonimato. «Somos los que entramos cuando todo el mundo sale corriendo. Y lo asumimos con la máxima profesionalidad. Es el trabajo que hemos elegido y consideramos que por lo general la sociedad reconoce la importancia de nuestra labor», alega.

Los bomberos malagueños y por extensión los españoles están siempre a la vanguardia. Son ejemplo de eficacia en todo tipo de catástrofes internacionales, especialmente terremotos. Su papel fue clave y saltó a los rotativos de medio planeta en enero pasado, por ejemplo, con la complicadísima labor para entrar en el pozo de Totalán en esa desesperante contrarreloj para localizar al pequeño Julen (por desgracia ya fallecido cuando se accedió al lugar en el que se encontraba). Sobran los motivos para entender que día a día «luchen por mejorar la formación y la información del ciudadano para salvar vidas», como expresan quienes están al frente del Consorcio de Bomberos cuya gestión depende de la Diputación de Málaga. En el ánimo de cumplir con este objetivo último, Jair consideró que el incendio que acababan de extinguir en Estepona, este pasado verano, no era uno más. «Aquí se habían dado las condiciones ideales para mostrar la diferencia entre tener las puertas de las habitaciones cerradas y dejar pasar el fuego sin obstáculo alguno», manifiesta a las puertas de las instalaciones de Manilva desde donde presta su servicio en un sector que también se extiende por el término municipal esteponero. Con 13 años de experiencia en el Consorcio Provincial de Bomberos, a Pereira se le han presentado infinidad de situaciones. «Esta vimos de inmediato que era una buena oportunidad para mostrar a cualquiera la importancia de la autoprotección ante un incendio, porque frente a los siniestros la prevención es siempre fundamental», apunta.

Así recuerda que la divulgación es una de las funciones del bombero y que periódicamente cooperan en tareas de formación en centros escolares, o bien en simulacros que se desarrollan en las grandes empresas. «Sé que en otros países se trabaja más, junto a la Educación Vial, en la formación de los escolares ante los incendios. Pero aquí también se dan cada vez más pasos. En el caso de este vídeo, que tiene ese cometido formativo, estamos muy gratamente sorprendidos. No sólo por lo bien que ha funcionado en las redes sociales o a través de la mensajería instantánea en los móviles. También en la web de La Opinión de Málaga en pocas horas se situó entre las noticias más leídas», argumenta.

«Lo cierto es que, aunque sabíamos que se trataba de buen material para divulgar, no esperábamos que tuviese tanta repercusión. Entre todos hemos contribuido a que llegue a muchas más personas. Y es importante que la gente en general sepa el riesgo al que se expone, especialmente ahora que hay braseros de leña o carbón, así como calefactores eléctricos, en muchísimos hogares», agrega este bombero.

No se suelen considerar héroes. Pero la sociedad los proclama como tales en accidentes o inundaciones en las que emergen como «ángeles de la guarda». El propio Jair Pereira ejerció como tal en otro incendio doméstico localizado en Sabinillas y con características muy similares a las del vídeo. «En ese otro caso estaba el fuego localizado en una segunda planta. Se trataba de un incendio enérgico, con propagación exterior de humo y llamas y que empezaba a afectar a la tercera planta. Escuché golpes voluntarios arriba y de inmediato subí porque entendí que se trataba de una persona golpeando una puerta desde el interior. Al entrar, con toda la vivienda afectada por el humo y en una situación incompatible con la vida, localicé a la familia, una mujer y sus tres hijos, uno de ellos pequeño, en el baño de la habitación principal», relata. «Encerrarse con esa puerta bien cerrada les hizo comprar tiempo tal y como decimos en el vídeo. Así lograron salvar la vida, a la espera del rescate de los bomberos», cuenta a modo de final feliz. «Las emergencias en España están profesionalizadas. Pero indudablemente la formación de una persona a pie de incendio puede solventar el principio de una actuación», señala Jair.

Evitar arrojar agua al aceite en la cocina, que por cualquier descuido haya podido alcanzar altas temperaturas y empezado a arder, intentar mantener limpias las campanas extractoras, con la mínima grasa posible, o cerrar puertas y ventanas al objeto de que el fuego quede sofocado por falta de oxígeno, son otros de los consejos básicos que señala este bombero. Precisamente la «sectorización de las zonas con puertas y ventanas» terminan por acotar las llamas, que necesitan la «presencia del aire para poder arder».