Un jurado ha condenado a un hombre, tras celebrarse un juicio popular, a 21 años de prisión al considerarle cumplable de un asesinato al ser el autor de la muerte de otro hombre al al que le propinó 52 golpes con un martillo en la cabeza.

Según la sentencia, a la que ha tenido acceso La Opinión de Málaga, se considera probado que el acusado habría acudido el 25 de febrero de 2019 al domicilio de la víctima, en Torremolinos, donde había estado viviendo hasta principios de dicho mes, para reclamarle una cantidad de dinero que según decía, este le debía. Entre 600 y mil euros, señala el texto del verdicto, que añade que, tras aaceder a la vivienda se originó una discusión entre ambos "en el transcurso de la cual, guiado del propósito de poner fin a la vida de Manuel R. R., blandió un martillo con el que le golpeó en la cabeza, llegando el último citado a caer al suelo y recibiendo un total de cincuenta y dos impactos sobre el cráneo".

En la sentencia también se ha tenido en cuenta que la víctima padecía una discapacidad del 65% que le dejó desprovisto de la posibilidad de defenderse. Además, el acusado tenía una envergadura superior, tanto mayor peso como altura.

Tras la disputa el autor de los martillazos se marchó del lugar dejando a la víctima tendida en el suelo pero aún con vida. De hecho, la muerte no se produjo hasta las seis horas siguientes "como consecuencia de shock hemorrágico consecutivo a las graves lesiones y heridas cráneo encefálicas padecidas".

A los cinco días del suceso, el autor de los martillazos se personó en la Comisaría de Policía de Torremolinos para informar de la pelea y reconoció haber golpeado en la cabeza con un martillo a su víctima, tras lo que se ausentó del lugar. En esta declaración ante la Policía, manifestó que antes de darle con el martillo, la víctima habría intentado golpearle primero con una llave inglesa o un destornillador. También reconoció que se cambió de ropa en el hostal donde residía y depositó en un contenedor la bolsa con la ropa y el martillo.

Los jueces populares consideran también en el veredicto que falta pruebas "mínimamente acreditativas" de que la víctima blandiera una llave inglesa con ocasión de la disputa mantenida "pues dicho objeto aparte de no haber sido localizado, no existe evidencia alguna de que hubiera sido empleado contra la persona de este último".

Por todo ello, le condena a la pena de prisión de 21 años e inhabilitación absoluta durante la tiempo de condena, condenándole asimismo el pago de las costas del procedimimento y a indemnizar por vía de responsabilidad civil por daños morales a la viuda y a las hijas de la víctima con 70.000 euros.