Medio Ambiente
Bioparc Fuengirola alerta del peligro de extinción del tapir malayo
Los ejemplares en la naturaleza se han reducido a la mitad en los últimos treinta años y hoy apenas quedan poco más de 2.000 ejemplares, 45 de ellos en zoológicos
L.O.
Este miércoles, 27 de abril, se conmemora del Día Internacional del Tapir. Por este motivo, Bioparc Fuengirola quiere dar visibilidad a la situación de peligro de extinción en la que se encuentra la especie.
A pesar de su gran tamaño y del hecho de que existe desde hace millones de años, hoy día su supervivencia depende de la preservación de su hábitat natural y del trabajo de conservación que se realiza en centros como el de Bioparc Fuengirola.
Su mayor amenaza son los seres humanos que han destruido su entorno natural y lo cazan de manera furtiva. Las crías de tapir tienen un alto valor en el mercado de contrabando y su piel está bastante cotizada.
El tapir vive principalmente en bosques tropicales y campos abiertos. Actualmente existen cinco especies, cuatro de ellas originales de América y una, el tapir malayo, de Asia. Este último es una réplica de sus hermanos, pero con la piel de color blanco y negro.
El tapir malayo es un fósil viviente, un extraño mamífero de unos 200 kilos que prácticamente se mantiene igual que sus ancestros de hace más de 55 millones de años y cuyos parientes más cercanos son el caballo y el rinoceronte.
Se trata de una especie en peligro de extinción. Su población en la naturaleza se ha reducido a la mitad en los últimos treinta años. Hoy apenas quedan poco más de 2.000 ejemplares, 45 de ellos en zoológicos que trabajan en el programa de conservación de su especie de la EAZA.
En este programa de conservación participan un total de 23 zoológicos, entre los que se encuentra Bioparc Fuengirola; único centro de animales de España dentro del programa.
Las previsiones sobre el tapir malayo no son buenas. Si la tendencia sigue siendo decreciente, esta especie podría desaparecer en los próximos veinte años.
Difícil reproducción
Rawa y Pi son los tapires malayos que ahora alberga el centro malagueño y su reproducción no está siendo nada fácil. A la dificultad de una cópula que puede alargarse varias horas y de un macho que tiene que aguantar todo su peso sobre las patas traseras, se le suma la aceptación o no de una hembra que, para que el proceso sea exitoso, debe estar receptiva.
Tras varios intentos de emparejamiento, Bioparc Fuengirola sigue sin conseguir la reproducción de esta especie. Se prevé que este año vuelva a intentarse e incluso se acuda a la ayuda de la reproducción asistida para culminar el proceso; aunque esta técnica no es tan sencilla llevarla a cabo como ocurre con otras especies.
"Una vez que logran reproducirse, la familia funciona bien. Lo difícil es el inicio del proceso. La formación de parejas suele ser uno de los puntos esenciales, ya que es habitual que muestren agresividad el uno con el otro", destaca Jesús Recuero, director técnico y veterinario en Bioparc Fuengirola.
No obstante Bioparc Fuengirola va a seguir intentado la reproducción del tapir como ya ha logrado prácticamente en todos los programas de reproducción de especies en los que ha participado, con el fin de mantener un grupo de cada especie lo suficientemente grande y diversificado genéticamente como para garantizar su futuro.
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