Fauna

Un nuevo ejemplar de panda rojo llega a Bioparc Fuengirola

Esta especie está en peligro de extinción y se estima que quedan menos de 10.000 individuos en estado salvaje

Panda rojo en Bioparc Fuengirola

Panda rojo en Bioparc Fuengirola

Mariví Pérez

Bioparc Fuengirola alberga al panda rojo desde 2016, pero no ha sido hasta ahora con la llegada de Chang, un macho con un año y medio de edad procedente del zoo alemán Neuwied, cuando el parque ha conformado una pareja reproductora. “Con la llegada de Chang hemos dado un paso más y hemos conformado una pareja. De momento y siguiendo las indicaciones del coordinador del programa de conservación, al menos durante este año, no reproduciremos al panda rojo. Esperamos poder hacerlo el próximo año, pero todo depende de cómo evolucione el EEP”, explica Jesús Recuero, veterinario y director técnico de Bioparc Fuengirola.

Este animal que habita en libertad en zonas localizadas de Nepal, China, Myanmar, India y Bután se encuentra en peligro de extinción. La UICN estima que quedan menos de 10.000 pandas rojos en estado salvaje y que en los últimos cincuenta años su población ha disminuido un 40%. La deforestación, la urbanización y la transformación de la tierra para la agricultura son sus grandes amenazadas. El crecimiento humano en su zona de origen combinado con el cambio climático ha llevado a la fragmentación y pérdida de tierra habitable. Además, el panda rojo se enfrenta a peligros como la caza furtiva que busca su bello y rojizo pelaje.

A pesar de su situación en libertad, en la actualidad más de 200 zoos pertenecientes a la EAZA la albergan. El trabajo que realizan cada uno de estos parques ha hecho que el EEP (Programa Europeo de Especies en Peligro) de esta especie esté siendo todo un éxito.

En Bioparc Fuengirola el panda rojo se localiza en la zona del dosel del bosque. Comparte espacio y convive pacíficamente con el casuario común y la nutria de uñas cortas, un ejemplo del éxito de los recintos multiespecies, espacios que recrean fielmente los hábitats en los que animales de diferentes especies conviven entre sí, tal y como lo harían en la naturaleza. Estos recintos suponen un estímulo y un enriquecimiento para los animales y además, ofrecen al visitante una imagen mucho más real de la naturaleza.