La cultura malagueña vivió ayer un día aciago con el fallecimiento del pintor Francisco Torres Matas. El artista malagueño murió ayer, a las 7.30 horas, a consecuencia de una larga enfermedad contra la que llevaba luchando desde hace varios años pero que no le impidió inaugurar un parque con su nombre, hace varias semanas, acompañado por el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre.

Considerado uno de los más genuinos representantes de la pintura figurativa malagueña y autor de cabecera de galerías señeras de Málaga, como Benedito y la desaparecida Nova, donde sus trabajos eran muy apreciados y queridos por los coleccionistas locales, Francisco Torres Matas será incinerado hoy en el Cementerio de San Gabriel, después de la misa que se oficiará en su memoria, a las 10.00 horas, en la iglesia de Parcemasa.

Francisco Torres Matas nació en Málaga en 1945. La vocación artística de este malagueño, que ingresó como académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo en 1979 y en la actualidad ostentaba el cargo de vicepresidente primero, apareció a una edad muy temprana y tuvo que vencer no pocas dificultades para abrirse paso en el panorama plástico hasta convertirse en uno de los máximos representantes de la figuración malagueña.

Homenaje

En diciembre de 2008, el Ayuntamiento rindió un homenaje a su figura y su obra en una muestra antológica, comisariada por Teresa Sauret. La exposición se exhibió en el Museo del Patrimonio Municipal y recuperó el acervo creativo de este pintor, un perfecto conocedor del dibujo y del uso del color. Se expusieron un total de 115 obras de su itinerario impresionista, que abarca desde lienzos creativos hace casi medio siglo hasta varios de la época actual.

En la presentación de esta muestra, el propio Francisco Torres Matas apuntó que mantuvo siempre «una fidelidad absoluta al impresionismo», su «feudo», donde «de verdad» se encontraba «a gusto pintando».

El mundo de la cultura lloraba ayer su pérdida. Pintores y miembros de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, como Eugenio Chicano, Pepe Bornoy y Francisco Cabrera Pablos, destacaron su «gran calidad humana» y su «inigualable capacidad creadora». Torres Matas, impresionista «de cabo a rabo» –como él mismo se definió– es representante de la escuela figurativa malagueña, basada en la pintura de la generación de la preguerra, con el control del dibujo y la utilización del color como pilares fundamentales. Tras sus salidas a Madrid o a diversos países europeos, definió un modo pictórico con un guión apoyado en la mediterraneidad, con el uso de la luz como principal factor personal.

El artista trabajó en sus inicios con el carbón, el colorido, la composición, la fotografía y el fotograbado. Asistió durante tres años al Círculo de Bellas Artes de Madrid, momento a partir del cual comenzó a obtener los primeros reconocimientos públicos. En la década de los 70 concurre con varias obras en la Semana de Málaga en Nueva York y en 1974 es seleccionado para representar a España en una muestra de arte europea en Nueva Zelanda. A partir de su primera exposición individual recibe encargos privados e institucionales, como el cartel anunciador de la Feria de Málaga en 1995.

La pintura religiosa también ocupó gran parte de la obra de este artista. En este sentido, elaboró el estandarte de la Hermandad del Santísimo Cristo del Perdón y Nuestra Señora de Dolores del Puente y un cartel de la Semana Santa de Málaga, la ciudad que ahora le llora.