Centenares de personas se concentraron ayer ante el Tribunal Constitucional –más de 600 personas, según fuentes policiales, y unas 15.000, según la organización–, para reclamar la suspensión de la nueva ley del aborto que entrará en vigor mañana y que, entre otros aspectos, permite la interrupción del embarazo hasta la semana 14 de gestación. Convocados por 70 asociaciones provida como HazteOir, Derecho a Vivir, o el Foro de la Familia, unas quinientas personas, según cálculos de la Policía Nacional, pidieron al Gobierno que paralice la entrada en vigor de esta ley hasta que el Alto Tribunal decida sobre el recurso de inconstitucionalidad presentado por el PP.

El objetivo de la concentración es, según los convocantes, pedir apoyo institucional para las mujeres embarazadas, exigir al Ejecutivo que «no instrumentalice la escuela al servicio de su peculiar y perversa ideología sobre la sexualidad», y pedir a los políticos que «los derechos humanos no sean nunca cuestionados».

Los manifestantes, en su mayor parte personas mayores y familias, se concentraron bajo el lema 25 años bastan y corearon consignas como «Basta de trolas, la vida es lo que mola» o «Zapatero, la vida es lo primero». Durante el acto, celebrado tras una inmensa pancarta de sesenta metros con el lema Todos tienen derecho a la vida, la periodista Cristina López Schlichting leyó un manifiesto que denunciaba que en menos de 48 horas entrará en vigor «una de las leyes más inicuas de la historia democrática».

Una ley, aseguró, que «legaliza la ideología de género e impone su enseñanza en escuelas y su aplicación en la sanidad», que declara al niño por nacer «indigno de toda protección jurídica en sus primeras catorce semanas de vida» y que permite la interrupción del embarazo hasta la semana 22. Según López, la norma «legaliza el aborto eutanásico sin límite de plazo en algunos supuestos inconcretos y vagos vinculados al diagnóstico de anomalías o enfermedades que la ley califica como incurables o incompatibles con la vida».