La Confederación Helvética rechazó extraditar ayer al cineasta franco-polaco Roman Polanski a Estados Unidos, donde está acusado de haber mantenido relaciones sexuales con una menor hace 33 años, por falta de pruebas concluyentes sobre el proceso judicial que tuvo lugar en 1977.

Polanski fue detenido el pasado 26 de septiembre en Zúrich, donde había acudido para ser homenajeado, y el 4 de diciembre fue liberado bajo fianza y confinado en detención domiciliaria en un chalet que posee en la exclusiva estación de esquí de Gstaad, donde ha permanecido hasta ahora.

La ministra suiza de Justicia, Eveline Widmer-Schlumpf, informó ayer de la decisión de rechazar la demanda de extradición. Según explicó la ministra, las autoridades helvéticas pidieron información complementaria sobre el proceso al que fue sometido Polanski en Los Ángeles cuando sucedieron los hechos, una petición que fue rechazada por Washington alegando la confidencialidad del proceso. Las autoridades suizas pidieron a las estadounidenses, el pasado 3 de marzo, un documento judicial en el cual, supuestamente, el juez encargado del caso aseguraba a las partes que con la pena impuesta a Polanski de 42 días de prisión en la división psiquiátrica de una prisión californiana, la condena quedaba saldada.

«En estas condiciones, no podemos excluir con total certidumbre que Roman Polanski ya haya purgado su pena y que por tanto la demanda de extradición sufre de un vicio grave», señaló Widmer Schlumpf. Otro argumento que utilizó la ministra para justificar la no extradición, es el «principio de confianza», reconocido en la legislación internacional.

Widmer-Schlumpf recordó que Polanski compró su chalet en el 2006 y hasta septiembre del 2009 ni las autoridades estadounidenses solicitaron una demanda de extradición, ni las helvéticas aplicaron la orden de arresto internacional que pesaba sobre él. Según la ministra, en este caso pesó «el principio de confianza» de Polanski de que no le sucedería nada si viajaba a Zúrich, porque había entrado y permanecido con asiduidad a Suiza sin que nada le hubiese ocurrido. Dicho lo cual, la ministra anunció que la demanda de extradición se rechazaba y que Polanski quedaba «libre».

Después de más de dos meses en prisión, el cineasta consiguió la libertad condicional tras haber depositado la fianza de 4,5 millones de francos (3 millones de euros). Los abogados de Polanski lograron que el cineasta pasara en diciembre a la situación de arresto domiciliario en su chalé de Gstaad. Desde entonces no ha salido de allí.