Hace menos de dos meses, el 21 de mayo, Julio Aparicio (Sevilla, 1969) sufrió una de las cornadas más espeluznantes que hayan podido verse en una plaza de toros en los últimos tiempos, una cornada brutal en el cuello que literalmente le atravesó la mandíbula. La tragedia sobrevoló el albero venteño y la imagen del diestro, tan espectacular como desagradable, ensartado por el asta del burel y con el pitón del toro entrándole por debajo de la barbilla y saliéndole por la boca, fue portada en los rotativos de todo el mundo.

Pero eso fue el 21 de mayo y hoy, cincuenta días y tres operaciones después, se ha obrado el milagro y el torero sevillano, sin más secuelas que un par de pequeñas cicatrices en el cuello, se prepara intensamente para reaparecer el próximo uno de agosto en la plaza de toros de Pontevedra, en el segundo festejo de la Feria de A Peregrina. El propio torero confirma su recuperación en un descanso del intenso entrenamiento que está llevando a cabo para presentarse al cien por cien dentro de unos días en la arena de San Roque: «Me encuentro muy bien. Estoy ya casi recuperado del todo y, nada, preparándome para todos los compromisos de agosto y septiembre». Uno de ellos, en la Feria de Málaga.

Incluso ya se ha probado delante de unas vacas.

Así es. El otro día toreé cuatro vacas en la ganadería de La Palmosilla y me encontré muy bien. Estoy contento, con muchas ganas.

Esto demuestra que el tópico que dice que ustedes, los toreros, están hechos de otra pasta es totalmente cierto.

Estamos acostumbrados a las cornadas, es parte de nuestra profesión, y luego las ganas de volver, de recuperarte, el trabajo excelente de los médicos y los ánimos que me llegaban de mis compañeros, de la afición... Mi hermana me lo comunicaba todo y la verdad es que te da mucho calor. El público, tus amigos, la gente...Te da mucha fuerza y te reconforta un montón. No me imaginaba que podía ser tan querido. Yo me meto en pocos líos y tengo pocas enemistades y sé que hay mucha gente buena y me lo han demostrado.

Pero pasó momentos muy duros y complicados y en un principio se llegó a temer lo peor.

Pues sí, he pasado momentos muy duros, muy difíciles. Momentos en los que pensaba que estaba al borde de un resultado muy desagradable [como buen torero Aparicio es muy supersticioso y no quiere pronunciar la palabra fatídica, muerte, y se refiere a ella con eufemismos]... Pero hay que pensar en positivo, que ya ha pasado todo.

¿Recuerda la cogida?

La verdad es que toreé a ese animal muy a gusto con el capote. Todo iba bien hasta que surgió el accidente. El toro me da con las patas de atrás, me arrastra y me tira. Yo intento zafarme gateando, pero no me pudo apoyar bien con las manos porque estaba ese día mermado de facultades y tenía el dedo corazón de la mano izquierda roto... Y sucedió el accidente, que gracias a Dios, pese a que ha sido grave pudo haber sido peor.

¿No ha visto la secuencia por televisión?

He visto fotos, pero no la he querido ver por televisión porque son accidentes y es como si tienes un accidente de coche y luego te pones a verlo por televisión... Ha surgido, surgió así, está olvidado y ahora ya sólo me preocupo de torear despacio, de dar naturales, una trinchera...

Al final hasta ha sacado del trance cosas positivas

La cornada me ha hecho más fuerte física y psicológicamente. Trances como el que yo he pasado te ayudan a ser más fuerte. Agarrarte a la vida y recuperarte tan deprisa como me he recuperado yo e ilusionarte tan deprisa como me he ilusionado yo te hace al final ver sólo lo positivo y lo bonito y hermoso que tiene la vida. Primero tu lucha es por salvar la vida. Una vez que eso está logrado el siguiente paso es que no te queden secuelas; luego, que puedas volver a torear... Porque me he dado cuenta de que hay mucha gente a la que le gusta mi toreo.

¿Era consciente de la repercusión mediática que tuvo lo suyo en todo el planeta?

Estaba pendiente de otras cosas para poder sobrevivir, pero cuando salí me di cuenta de todo. Quizás sea lógico que unas fotos tan espectaculares hayan despertado esa curiosidad. Un poco morbosa, pero, bueno, espero que las próximas fotos sean dando un gran lance o saliendo por una puerta grande en hombros.

Pasamos página, establecemos un largo paréntesis entre el 21 de mayo y el próximo uno de agosto y retomamos el hilo de una temporada que estaba siendo muy buena.

Estaban saliendo las cosas bien. Me estaba sintiendo muy a gusto delante de la cara del toro y pudiendo expresar lo que llevo dentro. Castellón, Valencia... todo iba bien y estaba disfrutando mucho delante de la cara del toro.

Y el día antes de la cogida había obtenido un triunfo clamoroso en Nimes cortándole las dos orejas a un gran toro de Núñez del Cuvillo. Cuajé uno de los toros que más a placer he toreado en mi vida. Es curioso porque ya tenía un dedo de la mano izquierda roto, pero estuve tan a gusto que lo toree con el alma. Es de los toros de los que te acuerdas mucho tiempo.

Y está deseando volver a ver la cara del toro para tratar de volver a expresar ese sentimiento.

Las cornadas se olvidan cuando vuelves a ponerte delante del toro. Ésta es una profesión que tiene momentos bonitos y otros complicados, pero cuando te dan una ovación, o cuando oyes un olé del público en el momento en el que consigues hacerle a un toro algo a gusto, eso lo compensa todo y por eso tengo unas ganas tremendas de volver a torear.

Pues tiene ya firmadas dieciséis corridas para agosto y septiembre.

Estoy muy contento de cómo me están tratando las empresas. Muy contento también de cómo está haciendo su trabajo mi nuevo apoderado, Javier González [rompió con su anterior apoderado, el francés Simón Casas, nada más salir del hospital], y luego con todas las empresas. Hace un mes o mes y medio estaba la cosa totalmente en el aire porque nadie sabía cómo iba a evolucionar esto y apostar por mí como han apostado ha sido un voto de confianza hacia mí tremendo.

Siempre habla de pureza. Pureza, clasicismo, arte y sentimiento son las bases de su especialísimo toreo.

Yo me planteo disfrutar toreando y torear cada día más despacio, más profundo. El toreo clásico es el que siempre prevalece y la base de la fiesta. Es el toreo que yo intento hacer: torear con profundidad, clasicismo y muy despacio. Es lo que sé hacer y la gente me espera y espera ese momento.

En una palabra: el arte

El sentimiento y el arte es lo que prevalece y lo que se recuerda. Los pintores, los músicos, los toreros... Una pincelada, unos acordes, una media verónica o media docena de naturales... Si consigues hacer algo que sientes, que trasmites al público, esa es la satisfacción más grande que puedes sentir y que al mismo tiempo siente el público.

Pues el tópico dice que los toreros artistas andan justitos de valor.

Siempre se ha dicho que los toreros artistas tenemos poco valor, pero yo creo que para torear despacio y pasarte el toro cerca hace falta valor, para eso hace falta el verdadero valor y ahí es donde se demuestra. Pasarte el toro cerca y despacio... No hay más que ver que a este tipo de torero es al que más nos han castigado los toros. Por eso el que es aficionado no dice eso de que los artistas son los toreros que menos valor tenemos porque para torear despacio, enganchar un toro adelante y pasártelo muy despacio, intentarlo hacerlo puro, con los pitones rozándote los muslos... Eso es lo más difícil y lo que más riesgo tiene, pero lo que más satisfacciones te da y con lo que más haces disfrutar el público. Cuando te pasas un toro cerca, muy despacio y te roza los muslos dominas al toro, dominas tu propio miedo y dominas al público a través de lo que les haces disfrutar. Eso no se paga con dinero y por esos momentos merecen la pena las cornadas y todos los sinsabores que pueda tener esta profesión.

Dicen las malas lenguas que al final va a sacar rentabilidad económica de la cornada y que el día de su reaparición va a cobrar 180.000 euros.

Los toreros tenemos un apoderado para hablar de dinero. A mí no me gusta hablar de eso y no sé de donde ha salido ese rumor porque es absurdo, imposible [En este momento tercia Javier González, el apoderado, y asegura: «Todos los taurinos del mundo sabemos que el único lugar del mundo donde se puede alcanzar esa cifra es Madrid por lo que no hay lugar a la polémica. Es totalmente absurdo»).

Lo cierto es que al final va a torear bastante esta temporada

Ha habido años en los que he toreado cincuenta, sesenta corridas de toros, pero ya no tengo veintitantos años, tengo cuarenta y ahora busco más estar a gusto y la calidad más que la cantidad, pero este año voy a torear bastante y muy seguido y yo creo que llegaré a las treinta o treinta y cinco corridas.

¿Volverá a Madrid en la feria de otoño?

¿Volver a Madrid este año? Eso es cosa del empresario, del apoderado, de una serie de circunstancias... Habrá que ver cómo se dan las corridas de ahora y... bueno: Madrid es la plaza que me ha dado todo y en la que más a gusto he estado. He tenido ahora este accidente, pero también he tenido allí el triunfo más importante de mi vida, que ha quedado ahí para el recuerdo y claro que puedo y quiero volver en cualquier momento.