El nuevo director de la Real Academia Española, José Manuel Blecua, no cree que los mensajes de móviles o los chats influyan negativamente en el lenguaje, pero sí le preocupa el deterioro progresivo que experimenta la lengua española porque eso «revela el fracaso de la enseñanza primaria y secundaria». Cuatro días después de haber sido elegido director, Blecua (Zaragoza 1939) se siente «muy honrado», pero le ha «aumentado el temor por la responsabilidad» que se le viene encima.

Pero, en realidad, este catalán «por oposición», como él se define (sacó primero la de instituto y luego la de Universidad), es un gran experto en Fonética y Fonología y por eso coordina el tomo de la nueva Gramática dedicado a estas disciplinas y que espera ver publicado para mayo de 2011. Blecua es también académico correspondiente de la RAE desde 1984, ingresó oficialmente en la Academia en 2006 y durante tres años fue secretario de esta institución. Experiencia no le falta. Suceder a Víctor García de la Concha no es cualquier cosa, porque en los doce años que estuvo al frente de la RAE puso en marcha esa política lingüística que ha dado frutos tan excelentes como la Gramática o la nueva Ortografía. Por eso tiene claro que «es el momento de reforzar y continuar con esa política lingüística, porque en el fondo es recuperar lo que ha sido la historia del español, que desde 1492 tiene como dimensión América».

Blecua es consciente de lo «difícil» que es cambiar la imagen que tiene la sociedad de la Academia y contrarrestar las críticas de quienes creen que esta institución no está atenta al lenguaje de la calle y tarda en incluir ciertas palabras en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE). No obstante, el nuevo director subraya que «no todas las palabras del mundo tienen que estar en él». Los académicos siguen «unas normas muy precisas» y cada término que se incluye ha tenido que «estar vigente durante diez años» y debe estar ampliamente documentado por escrito.

El académico ha dedicado más de 40 años a la enseñanza de la Filología. Por eso sabe de lo que habla cuando se refiere al deterioro que sufre la lengua española. Los alumnos, considera, no reciben la educación adecuada «y no están seguros en su lengua, en la escrita y en la oral». No saben, bromea el nuevo director, «lo que se puede decir delante de una señora», como le inculcaban a él de pequeño. «Todo eso se ha borrado. Uno pone la televisión o la radio, y oyes unas cosas... El fenómeno llega hasta la Universidad», y eso demuestra que «la enseñanza fracasa», sentencia.