La fascinación y el respeto que ambos pintores sintieron el uno por el otro será motivo de un encuentro, en el que la obra de Joan Miró visitará la Casa Natal del artista malagueño Pablo Picasso. Tal y como comenta Victoria Combalía en su libro Picasso-Miró. Miradas cruzadas (Electa, Madrid, 1998), los dos creadores eran especialmente diferentes: intenso, extrovertido y polígamo el malagueño; tímido, apegado a sus raíces y fiel el catalán, pero ambos supieron mantener una amistad y una relación profesional fecunda a lo largo del tiempo.

Doce años más joven que Picasso, Miró mostró una profunda admiración por el pintor de la plaza de la Merced, que fue recíproca porque el primer cuadro que vendió Miró, según él mismo relata, fue comprado por Picasso a su marchante Pierre Loeb.

El inicio de su amistad comenzó también con una anécdota que es bien conocida. Tras una exposición en la ciudad Condal, que fue un escándalo (1918), Joan Miró marchó a París que era el epicentro del mundo del arte. Su madre era amiga de María Picasso, así que el catalán, por indicación de ésta le llevaba al malagueño una ensaimada. Tras visitar varias veces el 21 de la Rue de la Boétie que era dónde Picasso vivía, Miró no pudo entregar a tiempo el típico dulce que estaba ya seco cuando finalmente encontró al maestro malagueño. Asombrado por la reacción tan cortés de Miró, Picasso le preguntó: «¿Pero hombre, por qué no se ha comido usted la ensaimada?».

El análisis de esta estrecha relación entre los dos artistas tendrá lugar próximamente, a través de una exposición que la Casa Natal y la Fundación d'Art Serra preparan ya de forma muy intensa para su flamante estreno a principios de verano, en la sala de exposiciones temporales de la Fundación Picasso. Estará compuesta por grabados y fotografías particulares de ambos autores que certificarán visualmente estos lazos de amistad.

Y es que el vínculo de la Fundación Picasso con el coleccionista Pedro Serra no es nuevo y ya ha aportado piezas anteriormente a la institución malagueña, como la cesión temporal de 25 cerámicas originales de Picasso, elaboradas entre 1950 y 1963 en su etapa de plenitud como ceramista, que proceden de la colección privada del mallorquín Pedro Serra. La citada muestra ha recibido un total de 101.664 visitas durante el año 2010.

Para los próximos meses se podrá ver el resultado de esta colaboración entre ambas instituciones con esta muestra que profundizará en la relación de amistad y profesional que Picasso y Miró mantuvieron a lo largo de los años. Las piezas gráficas que se exhibirán en Málaga de Pedro Serra –el coleccionista también mantuvo una relación de amistad con Joan Miró– además profundizarán en la fascinación del autor catalán por Ubú Rey, al igual que también ocurriera por su admirado Pablo Picasso. Se trata de un personaje grotesco y símbolo de lo innoble y de la tiranía, que inspiró el grabado Sueño y mentira de Franco, realizado por Picasso. Por su parte, Miró realizó diversos libros ilustrados con obra gráfica inspirados en este asunto, entre ellos Ubu Roi (1966), con 13 litografías que pertenecen a la Fundación d'Art Serra.

Una influencia recíproca. El cubismo picassiano está presente en la obra de Miró, sobre todo en su estructura y ordenación, pero también la libertad y la espontaneidad de formas del catalán llegó a la creación del malagueño en torno a los años 1926-1932, cuando Picasso se encontraba en el periodo surrealista.