Juan Granados, profesor de la Universidad de Santiago, escribe sobre los antecesores del rey Juan Carlos en Breve historia de los Borbones.

¿Algún rasgo de los Borbón?

Todos supieron adecuarse muy bien a las circunstancias sociopolíticas de cada momento. Es famoso aquello de París bien vale una misa, de Enrique IV, que le permitió acceder al trono de Francia. Desde entonces, esa capacidad es paradigmática

¿Son pragmáticos?

Sí, el pragmatismo y ese verbo que se les suele aplicar, borbonear, es decir, desarrollar la inteligencia emocional necesaria para saber qué puedes y qué no en cada momento, es característico.

¿Don Juan Carlos, también?

Y tanto. Con prácticamente dos personas, Torcuato Fernández Miranda y Adolfo Suárez, le dio la vuelta como un calcetín a la dictadura e hicieron la transición democrática: eso es capacidad de adaptación.

¿Ve al Rey dispuesto a abdicar?

Si no es por una incapacidad grave, no. A todos los reyes, pero sobre todo a los borbones, les gusta morir en la cama como reyes. Solamente lo haría en caso de tener alguna dificultad física o psicológica.

Usted ve la sucesión con «incertidumbre y vértigo», ¿por qué?

Porque los tiempos han cambiado mucho. Siempre se dice que España es más juancarlista que monárquica. La monarquía como tal está trasnochada, aunque las monarquías democráticas modernas como las escandinavas o la inglesa gozan todavía de buena salud por esa capacidad de adaptación. En España, la sucesión del príncipe Felipe no tendrá excesivos problemas porque está establecida constitucionalmente, pero qué ocurrirá si tiene un tercer hijo y es varón. Yo creo que el pueblo español rechaza que una mujer no pueda reinar.

Habrá que reformar la Constitución.

Seguramente.

¿La reina Leonor?

Nos la imaginamos todos, y tal vez sería lo adecuado.

Don Juan, rey sin trono.

Don Juan era la cabeza de la dinastía, el jefe de la casa de Borbón y a él estaba destinado el trono, lo que pasa es que Franco tenía otros planes, sobre todo porque no se fiaba de don Juan; nunca tuvieron buena relación. Don Juan tuvo que tragar que su hijo se formara en la España franquista como sucesor del régimen. Don Juan lo llevó siempre muy mal y sus bandazos políticos fueron célebres: pasó de pregonar la monarquía liberal a ser casi más franquista que Franco para después aliarse luego con los carlistas. Don Juan siempre tuvo clavada la espina de no poder ser rey pese a ser el jefe de la casa de Borbón.

Eso enfrentó a padre e hijo.

Muchos años, y casi hasta el final de la vida de don Juan no se reconciliaron del todo. Había una rivalidad y don Juan reprochaba a su hijo haberse plegado a los designios de Franco demasiado fácilmente.

Hay otro rasgo muy Borbón, la campechanía.

Es un rasgo genético, una marca de la casa. Reyes campechanos han ido casi todos: Isabel II iba en un tílburi por Madrid a cenar con sus amigos al Lhardy y tuteaba a todo el mundo. O Alfonso XII, su hijo, un bon vivant, al que gustaba confraternizar con el pueblo por las noches y ejercer de rey por las mañanas: muy de los borbones.

¿Don Juan Carlos se lleva mejor con los gobiernos socialistas que con los de la derecha?

Sí, es curioso, pero yo creo que tiene más que ver con la afinidad de carácter que con la ideología. Siempre hizo muy buenas migas con Felipe González, todo lo contrario que con Aznar, un tipo áspero.

¿Son mujeriegos?

Siempre, y sin excepción. Salvo Carlos III que, tras enviudar, se dedicó sólo a la caza.

¿El peor Borbón?

Fernando VII, el rey felón: hay unanimidad. Acabó dos veces con el sistema constitucional de 1812.