Raúl Guerrero y David Rehmann son dos jóvenes malagueños que triunfan fuera de nuestras fronteras. Guerrero, en Londres y Rehmann, en Estados Unidos. Pintor y batería, respectivamente, estos artistas no sólo recorren mundo demostrando el talento que tienen y cosechando éxitos y triunfos, sino que además constituyen un ejemplo a seguir para muchas personas, demostrando que aunque sea difícil y haya que luchar por conseguirlo, si se quiere, se puede.

Se trasladó a Londres muy joven, ¿fue por motivos profesionales, por la pintura?

La verdad es que en esa época nunca perseguí seriamente dedicarme al arte. Lo que yo quería más bien era ver un poco de mundo. Decidí entonces meterme en el mundo de los espectáculos hoteleros, en las islas Baleares. De ahí me fui luego al sur de Inglaterra, donde me dediqué a cuidar a jóvenes con epilepsia y autismo y a hacer shows cantando y tocando el teclado por los pubs de la zona. (El teclado, por cierto, me lo compré en calle Carretería). Un par de años después, cambié Surrey por Londres y las actuaciones musicales las dejé de lado para centrarme en el dibujo, al que no le había prestado mucha atención desde que estudié Bellas Artes en Sevilla.

¿Cómo fue su adaptación en Londres?

Londres es una ciudad de extremos. Es una ciudad de oportunidades, pero también de decepciones. A diario te da la vida y te la quita. Te llena de energía y te deja exhausto. Hay glamour, pero también hay falsedad. Yo he vivido todos esos extremos, y supongo que en los retratos que realizo regularmente por las calles y pubs de la ciudad, intento transmitir todo eso. Los rostros de una ciudad dura que engulle cruelmente a sus habitantes, pero que te regala frutos maravillosos también, si tienes paciencia y la sabes llevar. Frutos perfectos para reflejar en un lienzo o en un bloc de dibujo

¿Suele venir a menudo a su ciudad natal? ¿Qué es lo que más echa de menos de ella?

Voy a Málaga muy a menudo, varias veces al año. Por ese motivo no me da tiempo a echarla de menos de verdad, pero siempre que vuelvo trato de disfrutar al máximo de mi familia y de la playa de Huelin, mi lugar favorito de la ciudad y el que más echo de menos. Allí he tenido muchas de mis grandes ideas para mis obras. Me ayuda a pensar y a inspirarme.

¿Qué nos puede decir de su pintura?

Londres me ha inspirado muchísimo en lo que hago. Al ser extranjero allí, veo la ciudad con los ojos maravillados de un turista. En mi tiempo en Londres me he dedicado mucho más al dibujo que a la pintura. Me gusta la inmediatez y versatilidad que te permite el dibujo: puedes coger tu block y ponerte a dibujar donde quieras. Es un método de expresión muy directo. De hecho, en mi pintura yo no renuncio a la línea propia del dibujo. En esto existe la influencia del cómic, sin duda. Mi obra tiene influencia tanto de Rembrant como de los cuentos de Mortadelo que leía cuando era pequeño. Mi padre llegaba a la casa siempre cada sábado con varios tebeos nuevos de la colección Olé y de Súper Humor.

Entremos en materia, su obra es una de las 55 elegidas para ser expuestas en la National Portrait Gallery. ¿Qué representa y qué significa para usted?

Es la primera vez que me he presentado. El niño que he pintado se llama James, es londinense y forma parte de mi grupo de tutoría. Me hace mucha ilusión formar parte de esto; aparte del prestigio que supone para un artista, es además un evento artístico muy popular aquí tanto entre artistas, críticos y aficionados al arte como entre el público de a pie. Vienen multitud de familias a verla, tanto locales como turistas. Después de septiembre, la exposición viajará a otras dos ciudades, Wolverhampton y Aberdeen, donde se podrá ver hasta mediados de enero de 2012.

¿Qué proyectos tiene entre manos y qué piensa hacer después de esta experiencia en la National Portrait Gallery?

Seguir trabajando en mis dibujos, que quiero publicar algún día en un libro; y estoy planeando nuevos retratos pintados, tanto de gente anónima como de algunos personajes conocidos de la cultura popular inglesa, un mundo que siempre me ha interesado. Me gustaría presentar una imagen distinta, personal, de estos personajes, plasmarles tal como yo les veo. Y algún día me gustaría hacer lo propio con Antonio Banderas, aunque esto él todavía no lo sabe.

¿Piensa en volver a Málaga y seguir trabajando aquí o ve su futuro en Londres, o quizá en algún otro lugar?

De momento seguiré a caballo entre Londres y Málaga. Tengo la gran suerte de poder disfrutar de lo mejor de ambos mundos, de la inspiración que me ofrece cada uno de ellos.