En el año 1936, un caluroso 22 de agosto, José María Hinojosa era fusilado junto con su hermano, su padre, el hermano de Manuel Altoaguirre y otros 46 reclusos políticos más frente a la puerta del cementerio malagueño de San Rafael. Ayer se cumplieron 75 años de su muerte.

Hinojosa ha sido hasta hace poco un personaje «olvidado». El poeta de la Generación del 27, nacido en Campillos, en Málaga en el año 1904, ha estado en la sombra durante muchos años, décadas, hasta que en 1974, cuando se cumplían 70 años de su nacimiento, el Servicio de Publicaciones de la Diputación de Málaga, dirigido por Miguel Alcobendas, recogió y publicó por primera vez la obra completa de este escritor. Desde ese momento despertó la curiosidad de algunos historiadores y profesores y fue objeto de diversos estudios internacionales, gracias a los cuales salió de la penumbra.

El profesor Alfonso Sánchez Rodríguez lleva más de tres décadas de estudio de la obra y vida de Hinojosa. En el año 98, publicó una nueva edición de las obras completas del poeta. «Se tiene que superar el mito de que José María Hinojosa es un poeta olvidado. Ahora mismo, quien no lo conozca es porque no está interesado en él ni en la Generación del 27, ni siquiera en la poesía, porque hace unos años no había material para conocerlo, pero ahora sí lo hay», admite el profesor.

El hecho de pertenecer a la Generación del 27 quizás es lo que lo mantuvo tantos años escondido. Tanto es así que en la única foto en la que Hinojosa aparece junto a Federico García Lorca, a quien estuvo muy unido, y a otros artistas del momento, el pie de foto contiene los nombres de todos ellos, menos el del poeta malagueño, a quien se refiere como «un amigo desconocido». «Hinojosa, al igual que otros poetas secundarios de la Generación del 27, siempre han vivido a la sombra de Lorca, Alberti y los grandes. Hay numerosos autores poco conocidos y menos difundidos que merece la pena estudiar», declara Sánchez Rodríguez.

José María Hinojosa, un poeta «valiente y curioso» a ojos de los expertos, ha sido poco leído en España pero parece ser que no ha ocurrido lo mismo fuera de nuestras fronteras. Según confiesa el catedrático, «gracias al esfuerzo que llevamos haciendo durante muchos años y el interés de Mark Statman, poeta y catedrático en la universidad de Nueva York, una editorial de esta ciudad se ha interesado por la obra de Hinojosa y va a traducirla y a publicarla. Esto es una primicia, pues todavía no lo sabe nadie, pero el editor la ha leído y está entusiasmado con el proyecto».

El poeta de Campillos fue durante toda su vida un luchador y defensor de los ideales en los que creía, revolucionarios, pero tras su visita a Moscú en el año 26, de la que vuelve un tanto decepcionado, regresa a su casa de Campillos junto a su familia, una de las más acomodadas de la localidad. En el año 31 y con cuatro libros de poesía a la espalda, abandona definitivamente la literatura. En torno al motivo, corren diversos rumores. Unos dicen que fue por la presión de su entonces novia, Anita Freüller. En una de sus cartas que el joven envió a su amada, le escribió unos versos. «Los he escrito para que los entiendas», pues no seguían la corriente surrealista que marcó sus obras. Las única respuesta de ella fue «Los versos no me gustan. A mí lo que me gusta es la historia, lo real». Poco tiempo después dejó de escribir. ¿Casualidad? Otros dicen que su pasión por la literatura se acabó a raíz de ese viaje a Moscú donde se dio cuenta de que todo por lo que luchaba no llegaba a buen puerto.

Pero lejos de quedarse quieto, Hinojosa cambió su carrera poética por la carrera política. Comenzó una intensa actividad política en el año 1932, práctica que sólo acabó cuando lo fusilaron el 22 de agosto de 1936, después de permanecer más de un mes detenido en la Prisión Provincial de Málaga. Muchas teorías son también las que se cuentan sobre su asesinato. La más fuerte es la del grupo de miliciano incontrolados que asaltaron la cárcel, se llevaron a aquellos reclusos que encontraron a su paso y los fusilaron, estando entre ellos el poeta.

Pero el profesor Sánchez Rodríguez no está de acuerdo con esta versión de los hechos.

«De milicianos incontrolados nada de nada. Sabían lo que hacían, entraron a la prisión con los nombres de aquellos que se iban a llevar. Fueron 50 en total. Un grupo revolucionado no se lleva a tantos para matarlos. Fue algo premeditado, pero eso a nadie le interesa decirlo», dice Sánchez Rodríguez. Hinojosa fue, para este experto en su vida, un poeta difícil. «Difícil porque tuvo muy poca fortuna».

En primer lugar, la literatura acabó por dejarla, no se sabe bien por qué, pero aquello por lo que se había desvivido fue abandonado totalmente. Dicen que la relación que mantuvo con Anita Freüller fue bastante dura y tormentosa, perdió su fe en los ideales revolucionarios cuando conoció el régimen de Stalin y volvió a su casa después de haberla dejado coincidir en las ideas políticas con su padre, motivo por el cuál muchos le tacharon de traidor y vendido. Su vida no fue fácil y acabó de la peor de las maneras posible, con un fusilamiento.

Pero, dice Sánchez Rodríguez que su poca fortuna no se acabó con su fallecimiento, sino que le siguió después de muerto. «Nadie se interesó por su obra, por lo que no lo hemos conocido hasta hace pocos años. Ni vencidos ni vencedores mostraron el más mínimo interés por que la obra de este gran poeta fuera conocida. Para todos ellos era un traidor. A los poderes públicos tampoco les interesó porque sabían lo que hacían cuando lo fusilaron y era mejor no remover el pasado. Cuando dices que quieres hablar de la muerte de Hinojosa, te miran raro, pero yo lo he hecho.

En 1998 le nombraron Hijo Predilecto de la Provincia de Málaga, «pero la ciudad podría haber hecho algo más por Hinojosa», reconoce Alfonso Sánchez.