El cantante Javier Ojeda es un cajón de sorpresas. Y muchas sorpresas –en forma de versiones de artistas como Bod Dylan, Ruth Brown e incluso Danza Invisible, y también temas propios– son las que ofrece Reversos, el segundo álbum en solitario del malagueño.

¿Qué tiene que decir sobre Reversos al admirador de Polo Sur?

Así, a lo bruto, tengo que decirle que este disco tiene mucha más caña. Eso por lo pronto. Y tiene más caña porque está grabado en directo prácticamente en su totalidad. Polo Sur era mucho más de laboratorio. El sonido en este disco es mucho mejor. Odio la palabra «orgánico», que todo el mundo utiliza ahora, pero Reversos es un disco más orgánico y con menor presencia de electrónica.

¿Cómo funcionó Polo Sur? ¿Tiene más esperanzas puestas en este nuevo álbum?

Estoy absolutamente satisfecho con Polo Sur porque conseguí mi objetivo. Sé que fue un disco que no sonó en radiofórmulas y que a muchos les dejó un poco pillados. Pero logré mi objetivo, que era conseguir prestigio y demostrar que no sólo era el vocalista de los éxitos de Danza Invisible; que tengo otros registros y que puedo hacer otras cosas. Y lo conseguí. A partir de Polo Sur me empezaron a surgir ofertas de todo tipo. La gente ahora sabe que puedo cantar algo parecido al jazz o que me puedo poner en plan crooner... Y este disco lo refrenda. Lo diferente es que con Polo Sur estaba obsesionado con marcar diferencias con respecto a Danza Invisible. Tanto que rechazaba todo lo que sonara un poco a Danza. Y ahora me da igual: he hecho lo que me ha salido de las narices. Tanto que he regrabado seis temas de Danza Invisible. Con eso lo digo todo.

Incluso recupera el gran hit de la bada: Sabor de amor...

Pero ahora, y gracias a los arreglos del guitarrista Carlos Germade, se ha convertido en una especie de blues pinkfloydiano muy oscuro. Creo que está muy bien porque es una demostración de que las canciones tienen muchas vidas. La letra de Sabor de amor siempre ha tenido un doble sentido muy claro. Y ahora, al cambiar a oscuro los acordes, ha tomado una dimensión muchísimo más lasciva.

¿La autogestión es la única salida tal y como están las cosas?

Yo me lo puedo permitir por dos razones. Una, porque tengo una trayectoria y mucha gente comprará el disco. Y otra, porque tenía unos ahorrillos. Ahora mismo sacar un disco y que no sea deficitario, es decir, no perder dinero, está al alcance de muy pocos. Si editas un álbum y quieres salir un poco del ámbito local, debes contratar una promotora. La proyección al exterior es una cosa fundamental en este sentido.

Fundamental y poco presente entre los músicos locales...

Nadie de fuera va a venir aquí a descubrir un grupo. Tienes que llegar a través de la promoción. Los instrumentistas de Málaga tienen muy buena fama en el resto de España. Somos una de las provincias con mejores músicos. No sabemos lo que tenemos. Pero nos falta saber proyectarlo. Con respecto al mundo comercial, los músicos de Málaga hacemos muy poco, la verdad.

¿Cree que las instituciones apoyan lo suficiente a los músicos malagueños?

Tras las nuevas elecciones creo que hay buenas intenciones, aunque con presupuesto cero. Pero hay buenas intenciones.