­Parece que el actor y realizador cubano Andy García le ha cogido el gusto a Marbella. De hecho, su presencia en el Euro Film Festival será su segunda vez cinematográfica en la localidad costasoleña. En 2006 se recorrió media España, incluida Marbella, para promocionar La ciudad perdida, su primera película como director, «un sueño y el trabajo más importante» de su carrera y definida por los críticos como Casablanca y Doctor Zhivago a ritmo de mambo y guaracha. Entonces aprovechó el viaje a España para una búsqueda de raíces familiares... «Viajamos a Asturias para conocer a la familia de mi mujer. Yo no tengo familia en España, y no sé tampoco si tengo antepasados de aquí porque varias generaciones de mi familia son de Cuba. Pero sí mi esposa. Los abuelos de mi señora, Mariví Lorido, son de Taramundi y allí vive gran parte de su familia, pero nunca hemos estado. Tenemos planes de hacer un viaje familiar para conocer aquello... Sé que el abuelo de mi mujer tiene allí hasta un busto porque ayudó a hacer la iglesia del pueblo», comentó a La Opinión.

Hervidero

El Hotel Marbella Club, donde presentó La ciudad perdida, fue un hervidero: curiosos, huéspedes, periodistas y trabajadores del hotel no quisieron perderse ningún detalle de la presencia del popular intérprete de la tercera entrega de la saga El Padrino. Y es que entonces no era muy habitual que una estrella de Hollywood se paseara por la Costa del Sol para cumplir con sus compromisos profesionales.

A buen seguro que se repetirá la escena a finales de este mes, aunque la estrella de Andy García, que no ha interpretado un papel de altura en un filme de prestigio o taquillero en los últimos años, no brille tan intensamente como hace unas décadas, cuando era, junto a Antonio Banderas, el actor latino de moda en la meca del cine, Hollywood.

Así define Andy García su primera película como realizador, en la que también encarna el papel protagonista junto a Inés Sastre. La cinta ofrece la visión que tiene García de La Habana de finales de los años 50, con la caída de Batista, la instauración del régimen de Fidel Castro y el exilio de los descontentos. El tema político cerca la trama como una sombra para acabar dando una visión de aquel momento histórico que nada tiene que ver con la idea romántica de la Revolución cubana.