Bedevilled

Dirección: Chul-soo Jang.

Reparto: Yeong-hie Seo, Seong-won Ji, Min-ho Hwang, Min Je.

No es Bedevilled una película de terror pero, de veras, deja un mal cuerpo impresionante. Este drama sobre las humillaciones, vejaciones y malos tratos continuados propinados a una mujer de campo en una diminuta isla coreana es un auténtico y completo mazazo. Terminan los créditos y uno no sabe si llorar o pegarle un puñetazo a la pared. Finaliza el metraje y uno, devoto de Old Boy, I Saw The Devil y The Chaser, entre otras, renueva su confianza casi ciega en el renovador cine coreano.

Tengan paciencia con el desarrollo del filme de Chul-soo Jang. Es premioso, sí, pero necesariamente premioso: el director expone con detalle abrumador, sin crueldades irrelevantes, la condena habitual a la que someten a esa Bok-nam acostumbrada a violaciones físicas y laceraciones morales. Como las extendidas escenas de tortura de Martyrs son imprescindibles para poder entender la segunda mitad del metraje, la de la rebelión de la protagonista; una porción contundente, rotunda, protagonizada por una mujer enajenada, casi de naturaleza fantasmagórica, espectral. Es como ver la precuela de The Ring y la primera entrega en un solo filme: conocemos la génesis de un demonio vengativo pero comprensible.

Pero si la cosa quedara aquí sólo sería una especie de I Spit On Your Grave mezclado con la denuncia de la violencia doméstica, quizás un panfleto, pertinente, pero panfleto al fin y al cabo. Sin embargo, el rol de la amiga urbanita de la protagonista, y su última escena, hacen que Bedevilled trascienda esos asfixiantes márgenes y se convierta en una dolorosa, muy dolorosa, fábula sobre la conciencia, la comunicación y la solidaridad. Sin duda, de lo mejor visto hasta ahora en esta edición de Fancine.