Antonio Báez (Antequera, 1964) presenta mañana a las 20.00 horas en la librería CincoEchegaray su primera novela La memoria del gintonic. El profesor de instituto, que se considera «carne de barrio» y devoto de libros como Objetos perdidos (José Antonio Muñoz Rojas), La leyenda del santo bebedor (Joseph Roth) y El hombre jazmín (Unica Zürn) debuta con un volumen sobre las ventajas y desventajas de la memoria y la desmemoria.

Quienes han leído La memoria del gintonic hablan de un reflejo muy cálido y realista del alzheimer. ¿Ha vivido esa enfermedad en su vida, en sus conocidos y familiares?

La novela narra la historia de una mujer que va perdiendo la memoria a la vez que hace un curso de escritura en el que cuenta su vida. Es normal pensar que la novela trata del alzheimer, aunque en toda ella no se menciona el nombre de ninguna enfermedad concreta. Algún lector me ha dicho que los síntomas de esa dolencia le parecían muy bien documentados, sin embargo no leí nada sobre el asunto, me limité a inventar, a suponer, a fingir. No me interesaba tanto la crónica minuciosa de un problema tan complejo y doloroso como la parte metafórica que encierra o puede encerrar. Se trataba de bucear en el significado que tiene la memoria o su ausencia en nuestras vidas. Se trataba también de desdramatizar.

Cuénteme el curioso proceso de confección de esta pequeña novela, y la suplantación de la personalidad de Eulogia.

Para escribir la novela me apunté a un taller literario a distancia. Más que nada para tener un compromiso externo a mí que me obligase a cumplir con las entregas. Pero lo hice no con mi nombre, sino con el de la protagonista de la novela. Eso me puso en muy buena disposición para escribir como Eulogia, que es la protagonista del libro. Eso y haber dado desde el primer momento con su nombre: Eulogia, un nombre algo raro y anticuado en nuestros días, tiene un significado muy hermoso: aquella que tiene un buen discurso, de razón y de palabra. Ese nombre se lo tomé sin permiso a una persona real que sólo ha sabido del asunto cuando la novela ya ha estado publicada. Al acabar la novela y antes de darme de baja en el curso, que continuaba, le desvelé a mis tutoras mi verdadera personalidad. Todos sus comentarios y mis respuestas como Eulogia aparecen en la novela sin añadir ni quitar nada en una especie de proceso de retroalimentación o feedback. Eulogia es una señora un poco punki. En cuanto a lo que aprendí, no sé.

¿Qué aprendió usted en ese trayecto creativo?

No lo sé. stoy muy satisfecho del personaje. Me parece alguien muy de carne y hueso, al tiempo que puede llegar a ser un arquetipo. Pero eso no lo debería de decir yo, claro. Me sentí a mis anchas dentro de ella.

Talentura es una editorial bastante nueva y que por sus primeras referencias parece estimulante. ¿Cómo fue el contacto con ellos?

En primer lugar por internet, a través de la blogsfera, luego llegué a conocer personalmente a Mariano Zurdo, la cabeza visible, le mandé la novela y me contestó a los dos años. Desde el sí hasta la publicación pasó casi otro año. En este mundo la paciencia es clave. Le agradezco enormemente la apuesta y me siento muy a gusto y cómodo.

Mantiene un interesante blog, Cuentosdebarro.blogspot.com, que no es la típica web promocional que muchos escritores tienen. ¿Qué te aporta internet a tu literatura?

Mi blog me ha servido hasta la fecha para organizarme. Cuelgo en él todo lo que escribo y así no pierdo los textos. En mi ordenador andan cada uno por un lado, además con títulos diferentes, lo que con el tiempo es un problema para encontrarlos. Me gusta escribir con alegría, con velocidad, sin embargo, en estos momentos estoy atascado. Como escritor se lo debo todo a internet, bendito sea. Ahí me las he visto con los lectores. Y por ahí he encontrado a los dos editores con los que hasta la fecha he trabajado.