Hace unos años, el madrileño afincado en Calahonda Carlos Sisí colgó en la Red los primeros capítulos de una obra sobre zombis ambientada en la luminosa Costa del Sol. El boca-oreja convirtió aquella historia repleta de acción e intriga en un éxito primero en internet y, después, en el papel: hace pocos meses, Sisí culminó su trilogía de los no muertos publicando en la prestigiosa Minotauro. Él es uno de los muchos escritores malagueños anónimos que confiaron en formas alternativas para vender sus historias. Otro que espera a dar el salto es Carlos Moreno Martín, un auténtico juanpalomo de las letras.

Este administrativo en paro recuerda cómo empezó a escribir: «Estuve unos años en el Ejército del Aire. Allí comencé mi primera novela, El orbe del caos. Creo que si no hubiera sido por las noches en vela que pasaba haciendo guardias nunca habría empezado a escribir». Este admirador de Clive Cussler, Stephen King, Arturo Pérez-Reverte y Javier Negrete pronto adoptó el plan B de muchos autores anónimos que buscan captar lectores: la autoedición, pero llevándola a un extremo casi estajanovista.

«La crisis, como en todos los sectores, también ha afectado al mundo editorial, lo que se traduce en que es misión casi imposible publicar con una editorial en papel. Siempre tienen a un autor más conocido y con más posibilidades con el que trabajar. Así que se me ocurrió que, ahora que el libro electrónico está dando sus primeros pasos, sería buena idea empezar a publicar en electrónico. Al fin y al cabo es algo rápido: escribes la novela, la maquetas y la subes. La otra razón fue por hacer un experimento. No dejo de querer publicar en papel, pero quería comprobar si se podía llegar a vender o tener cierta repercusión haciéndolo todo por mi cuenta», argumenta el malagueño, autor, hasta el momento, de cuatro libros, el citado debut, dos de la saga Quinox y una antología de relatos.

Moreno escribe, pero también maqueta sus libros, diseña sus portadas, los promociona a través de la Red, los vende a través de su propia web.... «Eso se traduce en horas y horas delante del ordenador. Hay que tener en cuenta que todo el trabajo que realiza una editorial se condensa en una sola persona». Sí, pero también hay que destacar una gran ventaja: «Tengo el control de lo que hago; si sale bien, sale bien porque lo he hecho bien, y si fracasa, fracasa porque he hecho algo mal y puedo aprender de ese error».

Internet, claro, es el gran aliado, pero hay que afinarlo: «Publicar por Amazon es una maravilla. Pero me encontré con el problema de que engordaban los precios de las novelas por medio de tasas por ser compras desde el extranjero. Además de que únicamente se podía vender en formato .mobi, que es el formato propio de los ereaders de Amazon». De ahí que haya montado su propia tienda online: «Por ahora mi experiencia vendiendo mis novelas yo mismo es buena. Es cierto que, al hacerlo así, tengo que potenciar de alguna manera la promoción. Amazon es como un gran centro comercial de libros, puedes entrar en la web y curiosear hasta que encuentras algo que te gusta. Mucha gente ha llegado a mis libros así. Pero vendiéndolos yo mismo en mi blog tengo que darle mucha más visibilidad. Es difícil que alguien llegue a él por casualidad. Sin embargo, es una buena dosis de adrenalina comprobar que alguien ha entrado en la tienda y ha comprado un ejemplar. Cuando ves algo así, sabes que vas por el buen camino», apunta.

Le pedimos al joven escritor malagueño que sueñe: ¿se ve como un nuevo Carlos Sisí? «Él es una inspiración. Su saga Los caminantes me ha encantado y me gustaría seguir su camino. Pero tengo los pies en el suelo y sé que publicar con Minotauro no es fácil. No tengo como objetivo que una gran editorial se interese en mi pero, desde luego, si sucediera no me negaría». De momento, toca pasarse horas y horas y horas delante del ordenador. Para más información, http://laguaridadelaspalabras.blogspot.com.