Rafael León, el sabio por excelencia de toda una época y, en especial, del último medio siglo malagueño, falleció ayer a los 80 años en su domicilio del Paseo de la Farola, acompañado por sus hijos y su esposa, la poetisa María Victoria Atencia, quien precisamente horas antes fue investida doctora honoris causa de la Universidad de Málaga y que dedicó esta insigne distinción a su marido, su «faro» y «guía».

«Rafael León ha sido mi maestro en tantas cosas y en particular en mi vida literaria. Creo que el honor que se me concede debió en verdad recaer en él, puesto tanto ha hecho y hace por la cultura malagueña ya desde los tiempos en que nuestra ciudad carecía aún de universidad», subrayaba la poeta durante su discurso.

Un humanista de los pies a la cabeza. La muerte de Rafael León deja un gran vacío en la cultura malagueña. No en vano, en 1968, siendo teniente de alcalde delegado de Cultura del ayuntamiento malagueño, Rafael León propone la creación de una universidad para Málaga, proyecto que fue aprobado por unanimidad y cuyas gestiones comenzaron inmediatamente. Es también la época en que precisa la Casa Natal de Picasso y propone y se aprueba su adquisición para adecuarla. Y gracias a él, se alzan los monumentos a Cánovas del Castillo y a Salomón Ibn Gabirol, determinando así el enclave que ocupó nuestra Judería.

Pero por encima de su sabiduría renacentista emergía el amor por la poesía y la palabra impresa. El director del Centro Generación del 27, José Antonio Mesa Toré, afirmó ayer que la muerte de Rafael León supone «la desaparición de un gran humanista, de un hombre sabio que, guiado por su infinita curiosidad y buen gusto, fue un maestro en muchas y variopintas disciplinas aunque todas se resumieran en su amor por la poesía. Fue un excelente poeta que quiso callar muy pronto para darle alas a la poesía de María Victoria Atencia, su mujer».

Un intelectual poliédrico, conocedor del arte, la literatura, la historia, doctor en derecho, académico de honor de San Telmo y un maestro impresor que ideó bellísimas colecciones y revistas poéticas. Bajo su cuidado tipográfico, Rafael León publicó en 1953 Tierra mojada, el primer balbuciente cuaderno de la que poco después se convirtió en su mujer, al que le seguió Cuatro sonetos (1955), Cuadernos de poesía, Europa o la Colección Villa Jaraba, esta última junto a Bernabé Fernández-Canivell.

El funeral tendrá lugar hoy, a las 12.30 horas, en el cementerio de Parcemasa.