Está en el programa desde 2009 como reportero de Andalucía. ¿Cómo comenzó?

Estaba trabajando por entonces en un programa de reportajes sociales en Canal Sur 2. Era sobre discapacidad, integración, maltrato y violencia de género. Nada que ver con temas de corazón. En Sálvame estaban buscando un reportero para Andalucía. Les envié unas fotos, unos vídeos y me dijeron que tendría que pasar por un casting. La prueba consistió en ir a Ubrique, de un día para otro, y conseguir declaraciones de alguno de los miembros de la familia Janeiro. Por entonces no tenía ni idea del mundo del corazón.

¿Y consiguió declaraciones?

Tengo un amigo en Arcos de la Frontera, que es donde tiene la casa Jesulín de Ubrique, que me orientó un poco pero al final no conseguí ninguna declaración. Lo que sí hice fue una especie de ruta de los Janeiro por Arcos de la Frontera. Me fui al mercadillo, al aparcamiento... y al final quedó una cosa muy graciosa con testimonios de gente que le había aparcado el coche a Humberto Janeiro, de una mujer que había limpiado en casa de Jesulín... Yo no tenía idea de temas del corazón y no conocía la zona. Pero hice algo divertido. Tres semanas después me llamaron y me dijeron «vete corriendo a Ambiciones, que tienes un directo». ¡Y no había hecho nunca un directo!

¿Ser reportero de calle en un programa como este es una profesión de alto riesgo?

Pues hay varias formas de tomártelo. Está el reportero que yo llamo inquisidor, que lanza la pregunta y le da igual la situación y el personaje. Puede que consiga más espectáculo pero, la mayoría de las veces, no consigue información. El buen reportero sabe compensar espectáculo, humor e información, porque si no tienes información no tienes nada. No le puedes preguntar a la duquesa de Alba acerca de Urdangarin en un acto sobre la esclerosis múltiple como sucedió hace unos días.

¿Usted lo evita?

El famoso se puede enfadar y el problema no es que no te conteste hoy sino que no te va a contestar nada nunca más. Muchos de los personajes que antes en Andalucía no hablaban con Sálvame ahora sí lo hacen. Me llevo bien con personajes como Jessica Bueno o con la duquesa de Alba, que antes no podían ni ver el programa. Chiquetete ha demandado a Sálvame, pero a mí me da información.

¿Se ha visto implicado en alguna situación rocambolesca?

La gala Starlite de Málaga, con Antonio Banderas y Eva Longoria. Además coincidía con que Michelle Obama estaba en Málaga. Éramos como 300 medios acreditados. Hubo pisotones... de todo. En esas galas no se trabaja bien. Pero la situación de más riesgo en la que me he visto implicado fue la salida del hospital de Ortega Cano tras el accidente. Persecuciones hasta la finca en coche, adelantamientos de paparazzi para conseguir las fotos en la curva donde había tenido el accidente... Casi nos sacan de la carretera. Uf. Cayetano Martínez de Irujo sí que es de alto riesgo. Supuestamente suele amenazar a los compañeros y los periodistas. Si no le gusta una pregunta interroga al periodista sobre para qué programa o qué medio trabaja para «hablar con los directores».

¿Le divierte lo que hace?

Sí, me divierte lo que hago. Estoy en el mejor trabajo que he tenido nunca. He hecho de todo, como cargar pollos en un camión. Tenías que coger tres pollos en cada mano para ir más rápido. He repartido páginas amarillas, he estado tres años en la vendimia en Francia, he trabajado en hoteles en Ibiza, de camarero, relaciones públicas, administrativo, dependiente... No empiezo a trabajar de periodista hasta 2006. Me costó muchísimo. Estudié Periodismo pero llevaba años desconectado.

Pero los horarios de Sálvame, las guardias interminables en Ambiciones o Cantora... parece una locura.

No tener un horario establecido hace que esté mucho más activo y feliz. No tengo horarios. Hay días en que me acuesto a las 2 o 3 de la mañana después de una gala, otros en que me levanto a las ocho porque me tengo que ir a Marbella corriendo y otros en que empiezo a las once. Eso no me importa porque el trabajo es divertido. La prensa del corazón es un espectáculo. Tienes que tomártelo con humor, tiene su parte de verdad y su parte de teatro.

¿Se llega a entablar amistad con algún famoso?

Sí, se entabla amistad. El que es famoso realmente sabe cómo funciona la prensa del corazón. Sabe que hay que separar el momento de hacer las preguntas del momento de intimidad. Coincido como 20 veces al mes con la duquesa de Alba, que puede ser o parecer inaccesible, pero que a mí me cuenta confidencias [la imita]: «Es que hay un fotógrafo que me tiene manía». Yo sé diferenciar cuando un famoso está en un momento íntimo de cuando está en uno público. Algunos famosos me ven de noche, en una discoteca, y me rehuyen. Pero yo sé distinguir perfectamente. Hay mucha información que sé y que no voy a contar.

¿Hay famosos más simpáticos de lo que parecen y, al contrario, que van de encantadores y resulta que lo no son?

La duquesa de Alba tiene sus momentos de cabreo pero ¡es que es una abuela! Es normal que se enfade cuando la acosan. Pero todo el mundo le habla con mucho respeto y es amable, afable y humilde. Falete tiene, en público, una mala leche impresionante pero es súper bonachón y muy buena gente. La Pantoja da aspecto de ser súper fría y estúpida y para nada, es muy Maribel, que es su nombre real. Muy mari, muy de su casa, muy cercana y muy simpática. Fran Rivera es muy cordial conmigo pero me han comentado que, en las distancias cortas, es mucho más distante y creído.

¿La Esteban es como parece?

Sí. Si tiene que comer en directo, come. Si alguien la insulta por la calle, ella se para y contesta. Esa naturalidad, que te puede gustar o no, es el valor que tiene.

¿Y cómo es Jorge Javier Vazquez?

Jorge Javier tiene fama de no dejar hablar a los colaboradores, de tener un humor muy cínico y resulta que, al final, no es para nada así. Es una persona muy inteligente. Lo que ocurre es que hay que entender su humor. Estoy dando datos del Caso Malaya de Julián Muñoz y, de repente, me corta y me pregunta: ¿qué has comido hoy? Hay que seguir el juego. Te suelta cuatro cosas en directo pero es para divertirse. Es muy majo.

Como reportero de Sálvame seguro que rechaza el término telebasura en el que han enmarcado el programa.

Sí, me molesta. Ortega Cano es un personaje del corazón pero todos los informativos durante varias semanas estuvieron abriendo o incluyeron noticias sobre el accidente de Ortega Cano que, al fin y al cabo, no deja de ser un siniestro de tráfico. Delante de la puerta del hospital no solo había medios de comunicación del corazón sino una veintena de medios informativos generalistas. ¿Cuando tocas un tema de corazón te conviertes en telebasura? No creo que Sálvame sea telebasura. Es un programa del corazón con un formato novedoso que puede gustar más o menos. Me dicen que sacamos miserias, información basura, pero a mí me parece mucho más duro preguntarle a una madre anónima sobre su hijo fallecido en un accidente.