Shuarma regresa al panorama musical con un nuevo disco, Grietas, que verá la luz el próximo 13 de marzo. «El título se debe a que hay que valorar el paso del tiempo y sus accidentes como algo positivo. Una grieta aparece en una pared que ha soportado peso, que ha cumplido su función y lleva historias en su interior. Normalmente vemos el paso del tiempo como algo negativo, pero significa que estás vivo y que han sucedido cosas», afirma.

Grietas es un álbum «centrado en las emociones. Lo hemos grabado todo con primeras tomas, tocando en directo. Hemos intentado corregir lo mínimo posible y, por eso, hay errores en el disco, ruidos… Hemos querido que existan y que formen parte de él, igual que la grieta de la pared que comentábamos antes. Los errores forman parte del lado humano y, por ello, queríamos hacer ver que no todo era perfecto», avanza.

Este disco le ha ayudado a desprenderse de algunas de sus cargas. «El tiempo me ha ayudado a aligerar un peso que, probablemente, tenga que ver con Elefantes. Con mi primer disco en solitario -Universo- necesité ser alguien distinto al Shuarma de Elefantes, por eso busqué otro sonido. En El poder de lo frágil volví a mi sonido habitual. En este disco no he necesitado nada, estoy en un momento mucho más tranquilo y creo que es mi trabajo más acertado. Valoro mis otros discos, que son parte fundamental de mi carrera y, probablemente, los que me han llevado a hacer este álbum; pero todos necesitamos un período de tiempo», explica.

Y añade que es como cuando te separas de tu pareja, necesitas olvidar a esa persona y aprender a conocer a alguien sin prejuicios y sin compararla con quien estabas antes.

Esa «liberación» se puede apreciar también en su aspecto físico. «El pelo tiene un significado muy especial. Cortarme el pelo me da sensación de renovación, era una seña de identidad. Pero no me preocupa el exterior, estoy en un camino interior, profundizo en otro tipo de cosas», confiesa.

Shuarma presentará Grietas el 17 de mayo en la sala Matisse, en un concierto «con bastante mala leche. Será muy eléctrico, estoy en un momento más rabioso. Lo que ocurre en el mundo me genera muchas críticas: ver tanta gente sin trabajo y que dé igual los políticos que tengamos, que no sirven de nada y se ríen de nosotros en nuestra cara. Musicalmente estoy expresando todo eso. He dejado mi guitarra acústica para tocar la eléctrica, somos un cuarteto con lo cual el sonido es más duro», anticipa.

Precisamente, el primer single -Llueven piedras- habla de esta situación. «No podemos quedarnos de brazos cruzados, por mucho que sea más cómodo mirar hacia otro lado. Es muy fuerte lo que está ocurriendo, vivimos un momento de cambio y, los cambios, aunque son necesarios, pueden ser horrorosos. Me siento muy afortunado de vivir de la música, y lo digo con toda la humildad. Me siento agradecido a todas aquellas personas que me dedican su tiempo y su dinero, a mí y a otros artistas, porque la música es una parte importantísima de nuestra cultura y hay que valorarla. Siempre lo he agradecido mucho pero, ahora, todavía más», dice.

Las redes sociales se han convertido también en una herramienta muy importante para el artista. «Hay que llegar al público e Internet nos facilita mucho las cosas. Es otra herramienta, la cuestión es cómo la utilizas. Puedes usar un martillo para colgar un cuadro en la pared o para abrirle la cabeza a alguien. ¿Cuál es el problema, el martillo? No, el problema eres tú y el uso que hagas del martillo. Con Internet pasa lo mismo», concluye el músico que regresa con un trabajo de altura y madurez.