Amante de la música y experto en transmitir su pasión a los demás, Diego A. Manrique (Burgos, 1950) es una de las voces más autorizadas

–y más añoradas en las ondas, desde su marcha de Radio 3– para poner adjetivos a las canciones y descubrir sus acordes al público.

Entre gurú de la música y máxima autoridad, ¿qué definición detesta más?

Como diría Sabina, he hecho del amor mi profesión. El amor por la música es mi único cartel.

Es una enciclopedia del pop y del rock. ¿Cómo lo hace: lo lleva todo en su cabeza, tiene fichas, libros...?

¡Amo la información! Acumulo libros, revistas y, naturalmente, discos. Pero no serviría de nada si no hubiera hecho por empaparme de las mil músicas del planeta.

Recuerda con detalle miles de anécdotas musicales. ¿Puede contarnos algo que no se sepa ya de los Beatles?

Las anécdotas pueden revelarte la realidad de un artista, fuera de la reputación que cultivan. ¿De los Beatles? La mayor equivocación consiste en creer que John era un working class hero: Lennon venía de la clase media. No, los proletarios eran Mc Cartney, Harrison, Ringo.

¿Cuántos discos tiene y cuál fue el primero que se compró?

Tengo, me temo, demasiados discos. Y antes de que alguien me diga que los regale, los conservo pensando que en un momento me pueda interesar investigar la música que contienen, como me ocurre continuamente. ¿Los primeros discos que compré? Los Brincos, Donovan, The Rolling Stones, Tom Jones. Es fácil localizar la época… cuando todos ellos eran artistas emergentes.

¿Por qué ha vuelto el vinilo?

Son objetos magníficos, obviamente. Tienen el brillo de lo vintage. Respecto al sonido, creo que la experiencia estética es más subjetiva. Hay cedés que suenan mal pero también abundan los vinilos sin fuerza ni brillantez.

El casete cumple 50 años de vida. ¿Le queda alguno?

¡Muchísimos! Hasta los ochenta, había música que solo salía en casete: los conjuntos rurales de México, los cantantes de raï magrebí, muchos artistas y grupos africanos.

¿Cómo oye la música: discos, cd, iPod, Spotify...? ¿Se la descarga también?

Prefiero los formatos físicos: que existe un objeto que contenga el sonido, que la obra se individualice. Y sí, claro que he hecho descargas ilegales. El que diga lo contrario miente o no sabe manejarse en informática.

Conoce a multitud de músicos, ¿de verdad les afecta la piratería o nunca han sido tan escuchados?

Hoy mismo he entrevistado a un tipo genial, que graba discos y no actúa: Javier de Torres. Si sus discos dejan de venderse, puede perder la motivación para hacerlos. Desde luego, se los financia con su otro trabajo. No pagar por la música grabada es una opción que, a la larga, causará desastres en el tejido cultural del país: la desaparición de estudios, productores, filtros, know how…

En su blog dice que nunca quiso ser músico. ¿Qué opina de ellos?

La era Internet es gloriosa para los consumidores pero desastrosa para los creadores. Cada vez me encuentro con más músicos que no ganan ni para pagar el alquiler. Así que tienen toda mi solidaridad.

Si tuviera que recomendar tres discos significativos de las últimas tres décadas a un adolescente, ¿cuáles serían?

¡Claro! Nevermind, de Nirvana. Screamadelica, de Primal Scream. Combat rock, de The Clash. De propina, algo de hip-hop o de world music.

¿Le sigue sorprendiendo lo nuevo que escucha?

Claro, claro. Hoy mismo he descubierto el A solitary man, del británico Jonathan Jeremiah. Modos de cantautor pero orquestaciones tipo cantante melódico de los sesenta.

¿Qué echa más de menos: Radio 3 o El Ambigú?

El Ambigú era el programa perfecto para los que amamos muchas músicas. Radio 3 es… como la casa de la madrastra de los cuentos: sabes cómo entras pero no cómo vas a salir.

¿Los jóvenes dejarán de escuchar programas de música en la radio o ya lo han hecho?

Puede que los programas musicales ya no sean tan esenciales como hace diez, quince años, igual hay un desinterés entre algunos sectores juveniles. Pero la radio tiene funciones sociales y se adquiere el hábito según uno entra en el mercado laboral, adquiere curiosidad por el mundo que le rodea...

La televisión pública mejoró mucho en los últimos años en programas culturales. ¿Por qué no en espacios de música?

Por pura incultura, no sé si sordera, de los directivos. Hace poco, visitando la BBC TV, se hacían cruces de que España, que tiene festivales tan multitudinarios, no contara con programas musicales dignos. En Inglaterra habrían sufrido las recriminaciones del Parlamento.

Es capaz de hallar un vínculo entre Björk y Lola Flores a través de cinco pasos. ¿Podría hacerlo con Aznar y El Gran Wyoming?

Es factible imaginar que un mensaje confidencial de Aznar le llegaría a Wyoming en cinco saltos. Aznar tuvo como ministro de Justicia a José María Michavila. Como abogado (y amigo), Michavila trata a Alejandro Sanz. Alejandro es uña y carne con Paco de Lucía. Paco de Lucía ha compartido escenarios con Diego El Cigala. Y El Cigala grabó con 18 Chulos, que es el sello propiedad de, entre otros, El Gran Wyoming.