¿Quién no se ha reído alguna vez con un chiste de Paco Arévalo? ¿Quién no le ha visto en alguna de sus muchas rutinas en el mítico concurso Un, dos, tres? Es historia viva del humor español, el más popular y menos intelectual, el que hacía monólogos antes de que apareciera la marca El Club de la Comedia. Estos días se ha aliado con su amigo el cantante Bertín Osborne en el espectáculo Mellizos, que cosecha éxito tras éxito en una gira que parece interminable.

¿Cómo acaba compartiendo escenario con Bertín Osborne?

Somos amigos desde hace muchos años y dado que ambos nos dedicamos al mundo del espectáculo, decidimos poner en marcha un montaje donde hubiera canción y humor. En Mellizos la gente va a ver mucho humor, mucho baile y, sobre todo, verá a dos cómicos con cierta veteranía y con una complicidad que se transmite al público. Los espectadores se lo pasan muy bien porque ven al Arévalo de humor, al Bertín cantante y también van a conocer al Bertín que hace humor y a un Arévalo que canta, así como a ambos cantando y los dos haciendo una serie de cosas muy divertidas. En el espectáculo planteamos distintas situaciones que hacen que el asistente se lo pase muy bien.

Dan a conocer vertientes nuevas de ambos. ¿Cuál es la reacción del público?

Sus aplausos son impresionantes. Yo lo que hago es cantar haciendo una parodia de Bertín estando él delante. Lo imito cantando y andando delante de él, lo que es muy gracioso. Él hace de galán siempre, pero hay un momento en el que cuenta una anécdota real que argumenta con humor.

Conocía al Bertín amigo y ha descubierto al Bertín compañero. ¿Qué le ha sorprendido de él sobre el escenario?

Me ha llamado mucho la atención que le está gustando mucho el teatro. Las historias que cuenta cada vez las desarrolla con una mayor teatralidad. Él nunca había hecho teatro y estaba acostumbrado a los conciertos. Creo que este espectáculo le puede servir para hacer cualquier tipo de comedia. Estoy muy cómodo con él. Además, es una persona muy generosa y a ambos nos mueve que la gente se lo pase bien. Disfruto cuando la gente se ríe con Bertín y él disfruta cuando el público se ríe conmigo. En todo momento somos dos amigos que estamos en el escenario con la finalidad de que el público se divierta.

Desde el año 1969 se dedica a hacer reír. En este tiempo, ¿ha cambiado el profesional del humor?

Los cómicos veteranos siempre hemos hecho monólogos. Me remonto a Gila, con quien trabajé, que hacía humor absurdo dentro de un monólogo de una llamada telefónica. Yo he hecho monólogos sobre matrimonios, pero a finales de los 70 grabé unas cintas de chistes que me solicitó una discográfica. Tuvieron mucho éxito, de ahí que se me asocie con el chiste. Los veteranos tocábamos todos los palos porque no había más remedio, pues tenías que pasar unas pruebas para trabajar. Ahora compruebo que existen buenos profesionales que llegan, sobre todo, al público más joven. Ser un cómico, un humorista o monologuista, como lo llaman ahora, es algo muy difícil. Un profesional tiene que saber más que contar una anécdota. Tienes que ser un actor muy completo de tal manera que cuando te propongan un trabajo no tengas que prepararte, sino que sepas hacer aquello que te demandan. Uno tiene que aprender todo lo que pueda y nunca se aprende lo suficiente.

Su paso por el concurso Un, dos, tres le reportó gran fama.

El grabar las cintas de chistes y el haber hecho ese programa de televisión, cuando era muy conocido a nivel oído pero la gente no me ponía cara pues no había hecho televisión, me dieron una gran popularidad. El amor del público no pesa si de verdad lo aprecias y lo quieres. Resulta muy gratificante que se acerquen a ti y te digan gracias.

Son famosas sus caracterizaciones de cojo y gangoso. ¿Se ha topado con los guardianes de la corrección política?

Son cosas puntuales. Si haces un chiste de un cojo no te estás burlando, es que el protagonista es cojo. Desafortunadamente hay muchos cojos, y si haces un tartamudo es lo mismo, es algo puntual. Hay actores importantísimos que han hechos cojos, como Alberto Sordi, y nadie le ha dicho que se burlara de los cojos, simplemente el personaje es así. En esta sociedad, sabe Dios lo que será correcto y lo que será incorrecto. Lo más incorrecto de todo es robar y de eso hay un montón.