Tal día como hoy, un 6 de abril, hace justamente 25 años, en 1987, la reina de España bajó de un avión que le trajo a Málaga. A su llegada, doña Sofía le dijo al por entonces alcalde de la ciudad, Pedro Aparicio: «Como puede usted ver, he venido de azul Cervantes». Efectivamente, según recuerda Aparicio, el «elegante traje de la reina tenía un color casi exacto al de la sala del teatro» que venía a inaugurar. Esa noche, el Teatro Cervantes regresó a la vida de los malagueños después de una velada que contó con la actuación de la Orquesta Sinfónica y la Coral de Santa María de la Victoria, dirigidos por Octav Calleya, y en la que se escucharon el oratorio de la Creación de Haydn y el coro Aleluya de El Mesías de Händel.

El coliseo malagueño, construido en 1870 por Gerónimo Cuervo, y que a punto estuvo de ser demolido tras vivir décadas de abandono a partir de 1950, fue recuperado finalmente para los ciudadanos gracias al impulso de Pedro Aparicio -que logró que el inmueble pasase a ser de titularidad municipal- y a la magnífica restauración capitaneada por José Seguí.

Desde entonces, el Cervantes ha venido iluminando a la cultura malagueña a través de sus programas, donde todos los géneros conocidos -ópera, música clásica, pop, copla, ballet, teatro, jazz, cine, zarzuela, rock, flamenco...- han contado con un espacio. Su escenario, además, ha servido como plataforma a numerosos artistas y compañías locales. Cada ciudadano posee su particular recuerdo del teatro municipal, que tantas y tantas grandes noches ha brindado a su público en este último cuarto de siglo.

«El Cervantes es calidad. Es como vestirse de largo. Como malagueña, actuar en el Cervantes es un orgullo y un gustazo. Y es un honor haber podido pisar esas tablas», destaca la cantante Vanesa Martín. Del mismo modo opina Javier Ojeda, que asegura haber «vivido algunos de los momentos más bonitos» de su carrera en las tablas del escenario municipal, donde también recuerda haber «asistido a conciertos excelentes». Para el autor teatral Sergio Rubio, el Cervantes debería contar con «una política más aperturista hacia el tejido teatral malagueño», donde cree que hay «contenidos y calidad de sobra».

El actor Juanma Lara celebra aquella reapertura del Cervantes en 1987, puesto que considera que «el teatro en una ciudad muere cuando sus escenarios mueren». También rememora que se vivieron años de grandes eventos y que con ellos «se descuidó un poco la creatividad local». «El teatro no es sólo un edificio: es también una actividad. Y es muy importante cómo se gestiona», asegura, a la vez que recuerda que con Casting, la mítica obra de Teatroz ideada y dirigida por él a mediados de los noventa, se reactivó «la idea de que una compañía malagueña podía llenar un teatro».

En este sentido, incide Ángel Calvente, actor y responsable de la compañía El Espejo Negro: «Durante los diez o quince primeros años de vida, el Cervantes tuvo una época dorada en la que los artistas de Málaga nos sentimos cooperantes de su proyecto cultural. Después vinieron diez años de encerramiento en sí mismo y ha ido a menos. La celebración de estos 25 año debería servir de paréntesis y para replantear el futuro del teatro». Calvente, que entre la gomaespuma de populares marionetas guarda un Premio Max al mejor espectáculo infantil, remarca que el Cervantes es, a sus 25 años, «un teatro joven que debería reflexionar para llegar a la madurez. Vienen grandes montajes, y eso es estupendo, pero debería abrirse al tejido teatral local. Ya no como escenario sino como institución que apoye al teatro malagueño, con, por ejemplo, ayudas a la producción».

El también autor y director teatral Ángel Baena sostiene que la presencia del Cervantes «como institución cultural es indiscutible», aunque reclama de sus responsables «una relación fluida con las compañías malagueñas». «El Cervantes debe replantearse su gestión para no vivir de espaldas al teatro local. Algo que ya parece que se está haciendo con el nuevo concejal de Cultura, Damián Caneda», apunta. Más lejano en el tiempo son los recuerdos de Antonio Fernández Díaz Fosforito, que atesora en su memoria varias actuaciones antes de la reforma de José Seguí. Fosforito sostiene que el Cervantes «es un foco de cultura» y desea que «su llama se mantenga» en el futuro. Al cantante Toni Zenet, el Cervantes le sabe a gloria, puesto que cree que su actividad sirve de promoción internacional a Málaga y a la vez de impulso a sus artistas.

«El Cervantes es el corazón de la cultura de Málaga. Espero que continúe con esa doble mirada de proyectarse hacia fuera sin dejar de mirar a su ciudad». También Perico Ramírez, guitarrista y miembro fundador de Tabletom, reconoce que gracias al coliseo malagueño ha podido disfrutar de «grandes conciertos de jazz». Igualmente reconoce que tocar en su escenario, «con todo el público sentado y pendiente de la música», supone para los músicos «una mayor concentración».

«Se percibe el respeto de todo el público», matiza. Por su escenario han pasado grandes figuras internacionales de la música -Ray Charles, Solomon Burke, Ryuichi Sakamoto, Crosby, Stills & Nash, Lou Reed, Patti Smith, Maceo Parker, Steve Winwood, Eric Burdon, Van Morrison...­- así como las principales compañías teatrales de nuestro país. Los grandes títulos de la lírica y los mejores directores de orquesta también han sido protagonistas de estos cinco lustros que ahora se celebran.

Junto a ellos, el Festival de Málaga Cine Español, el Festival de Teatro, el Terral, la celebración del Carnaval y de los pregones de Semana Santa, ha hecho del Cervantes el más indispensable núcleo de la cultura malagueña. Ya lo ven: así de acertada fue la decisión de Aparicio de recuperar hace 25 años el Cervantes, un teatro que puede contemplar con orgullo su primer cuarto de siglo de vida y con la certeza de haber iluminado muchas vidas.

Vanesa Martín: «El Cervantes es calidad. Es como vestirse de largo. Como malagueña, actuar en el Cervantes es un orgullo y un gustazo. Y es un honor haber podido pisar esas tablas». Toni Zenet: «El Teatro Cervantes es el corazón de la cultura de Málaga. Espero que continúe con esa doble mirada de proyectarse hacia fuera sin dejar de mirar a su ciudad»

Juanma Lara: «Hay que celebrar la reapertura del Cervantes porque el teatro en una ciudad muere cuando sus escenarios mueren. El teatro no es sólo un edificio: es una actividad»

Perico Ramírez: «He asistido a grandes conciertos de jazz en el Cervantes. Se percibe el respeto de todo el público al tocar allí, con todos sentados y pendiente de la música»

Ángel Baena: «El Cervantes debe replantearse su gestión para no vivir de espaldas al teatro local. Algo que ya parece que se está haciendo con Damián Caneda» Fosforito: «Yo actuaba en el Cervantes antes de su reapertura. El Cervantes es un foco de cultura y lo que deseo es que su llama se mantenga en el futuro»

Ángel Calvente: «El Teatro Cervantes debería abrirse al tejido teatral local. Ya no como escenario sino como institución que apoye al teatro malagueño»

Javier Ojeda: «Le tengo mucho cariño al Cervantes, donde he vivido algunos de los momentos más bonitos de mi carrera y también he asistido a conciertos excelentes»