Los de Callejeros viajeros fueron esta semana a Papúa, en Indonesia, y nos enseñaron a unos tipos que van en bolas a todas partes, a cazar, a pescar, cuando charlan por la tarde a la puerta de sus cabañas, cuando comen, cuando comercian, o sea, una tribu cachonda. Otras tribus de la zona, además de ir con el badajo dando campanazos, se comen entre ellos. No nos asustemos tan rápido. Es lo que hacen cada día en Sálvame, aunque Jorge Javier Vázquez, como jefe caníbal, sólo muestre una parte del festín. La tribu de los pitos enfundados protege la cosa en una calabaza que por aquí no se ve, que si no, ya te digo. Al calabacín alargado lo llaman koteka, al que a veces, como distintivo de rango social, lo adornan, lo empluman, lo empavonan, y lo de siempre, cuanto más grande tengo el calabacín, más listo soy, más poder tengo. La tribu que no lleva el pirulo en un simulacro de erección perpetua, los korowai, son los que se jalan al personal. Al brujo. El brujo puede ser cualquiera. Me explico. Hay una muerte súbita, un accidente en la tribu, un animal despeñado, pero ese accidente, en su mundo de magia y superstición es debido a que el maligno se ha metido en el cuerpo de alguien, un niño, una anciana, un vecino. Ese es el brujo, el que hace la brujería de producir la muerte, la enfermedad, el accidente. Malo. Como te enfilen, malo. Te matan y te cocinan, pero sin mariconadas tipo Karlos Arguiñano con gorro, chiste, cancioncitas, y ojo, las manos lavadas antes del lío, qué va, te rajan, te asan en la lumbre, y te zampan. Tipos duros. Lo malo es que ya no lo hacen. Ya no se comen a nadie, al menos delante de extraños.

El calabacín más hermoso

Aquí no nos comemos a nadie, ni siquiera a nuestra madre. Aquí lo que hacemos es dejar que su cadáver se vaya descomponiendo en la cama a ver si en vez de uno, el hedor no salta al vecindario y pueden ser dos los meses que tengamos la mojama en casa para poder cobrar, de forma civilizada, la última miseria, los 600 euros de la pensión de mamá, que si no me desahucian y me ponen en la calle. Aquí todavía no nos comemos los unos a los otros, que la cosa puede aguantar un poco. Además, aquí no señalamos al brujo de la tribu para comérnoslo cuando pensamos que la culpa de todos los males es suya, porque si fuera así ya me imagino a más de uno con el pito tieso, metido en su funda de calabaza, organizando comilonas para ahuyentar la mala racha. El lunes, en Las mañanas de Cuatro, la templada Marta Fernández conectó en directo con la sede del Partido Popular, que ese día daba números a radios, teles, y periódicos para hablar con los jerarcas y saber cómo explicaban los 100 primeros días de Gobierno del PP. De puta madre, vino a decir el señor del flequillo ondulado y tez dorada, Carlos Floriano, aunque no tan morenazo como Javier Arenas, más que tostado, achicharrado por lo que todos sabemos. Dijo que ellos han estado gobernando sin parar, todo el rato, enderezando lo que otros torcieron, y con gana de seguir por la senda de este nuevo amanecer, como todo el mundo nota. Mientras este guiñol soltaba los argumentos del día, aprendidos en el despacho y difundidos a toda la peña, pasaban imágenes de otra gran dama de la cofradía de la jeta del hormigón armado, Dolores de Cospedal, pero sin mantilla, mecachis, aunque evitando abrazar al Andaluz Que Esta Vez Tampoco Gobernará para no matarlo de amor. Esta tribu se las gasta así. ¿Y Mariano Rajoy? Al jefe no se le molesta. Está gobernando. Es el que la tiene más grande, el que siempre tiene el calabacín más hermoso, el que dice si tú eres el brujo y acabarás en las brasas en un fuego de campamento.

La españa zapaterista

Yo que Arenas Bocanegra me echaba unos bailes, repetía varias veces la misma frase, repetía varias veces la misma frase, subía las cejas hasta donde su habilidad permitiera, hasta donde su habilidad permitiera, me enderezaba la koteka, y con la humildad de los señoritos me presentaba al Tú sí que vales ya que lo descartaron en El número uno. Vale, es un chiste fácil. Lo sé. Pero se lo digo por su bien. Es el hazmerreir de las tertulias, el brujo señalado, el cansino de José Mota. Perdida la comba, cuesta recuperarla. Además, sus hermanos de banda se lo ponen difícil. Miren al terrible Alberto Ruiz Gallardón. Éste sí que ha entendido el valor de un buen plano en hora de máxima audiencia con mensajes de máxima audacia. De Gallardón, a Armagedón -Apocalipsis, capítulo 16, versículo 16, catástrofes a cascoporro-. Como alcalde de Madrid le dio por endeudar a la ciudad hasta más arriba del oso y el madroño. Ahora le ha dado por las mujeres. Malo. Ya saben que primero fue la mujer preñada a la que el pueblo llano, inculto y manejable lleva por las orejas, a falta de calabacín tribal, a la mesa de abortos, a ser posible cuando el feto tiene pelos en los huevos, aunque no tanto como para ponerse koteka, de forma que Intereconomía pueda sacar imágenes gráficas y pedagógicas del chiquillo. Ahora va por la mujer-mujer. Si pares, eres. Si no pares, no eres. A ver, ministro, ¿en qué ramo entra la Virgen? No parió, y sin parir, mire la que armó con su hijo. Lo de Zapatero es casi igual. La que está armando, y eso que lleva un tiempo sin enfundarse el pito en el calabacín más grande como gobernante. Su maldad ha llegado a Italia, donde la RAI4 ha retirado Física o Química. Y ustedes, queridos lectores, se preguntarán qué ha hecho ahora, si está más amojamado que el Rajoy del Museo de Cera y ni siquiera enseña el culo como hacía Maxi Iglesias. Ya, dicen los gatos ultras italianos, pero esa serie representa la España zapaterista, la que fomenta el mariconeo en los institutos, ¿o es que no recuerdan que Fer, Javier Calvo, besaba a tornillo a su novio David, Adrián Rodríguez? El director del canal, presionado por diarios católicos integristas, ha dicho que algunos de esos medios están al servicio de cardenales pederastas y del Opus Dei. Huy, huy, eso duele más que si te cortan de un tajo la koteka y te mandan el calabacín a la tribu caníbal, que siempre tiene la boca abierta.