Ya lo decía la poetisa estadounidense Emily Dickinson. «Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro». Sin embargo, hace ya tiempo que los libros iniciaron su particular viaje por el globo de la mano del bookcrossing. Un movimiento internacional creado hace más de una década con la intención de convertir el mundo en una gran biblioteca global por la que circulen libremente millones de ejemplares que, mediante su liberación en diferentes espacios públicos, fueran compartidos por lectores de todo el planeta.

Una idea que el área de Cultura del Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre aplica con gran éxito cada mes de abril dentro del programa de actividades de su Mes del Libro, de la que ya celebran su cuarta edición. «Pretendemos es fomentar el hábito de lectura en nuestro municipio y lo hacemos con la liberación de más de 500 títulos destinados a públicos de todas las edades, tanto niños como adultos», revela Isabel Durán, la concejala artífice de esta iniciativa.

Apenas cinco minutos después de que el stand ubicado en la Plaza de San Sebastián se llenara de libros procedentes de la biblioteca municipal, una gran avalancha de curiosos se agolpaba para hacerse con un ejemplar.

«¿Cuánto tiempo tengo para leérmelo?», «¿Dónde tengo que devolverlo?», «¿Me lo puedo llevar a casa?»... Eran algunas de las preguntas de los vecinos.

En la portada, una etiqueta invita a entrar en la web oficial de Bookcrossing, donde tienen que introducir el código correspondiente a dicho título para hacer constar que el lector en cuestión es el nuevo portador del libro. Desde allí, el lector tiene la oportunidad de conocer el viaje realizado por dicha obra a través de sus anteriores dueños y hacer críticas del mismo. Una vez leído, es el momento de hacer que el libro vuelva a circular para que llegue a manos de otra persona. Para ello, basta con dejarlo en cualquier lugar público comunicándolo previamente por la citada web. «Es la primera vez que participo y tenía muchas ganas. Es necesario promover la lectura en unos tiempos en los que todo el mundo ve demasiado la tele y está enganchado a Twitter», comenta Rafael Daza, uno de los vecinos.