Con «los nervios del primer día de estreno» se subirá hoy y mañana Maribel Verdú a las tablas del auditorio de la Diputación de Málaga, una ciudad por la que siente un especial cariño y que ayer definió como «nuestro refugio, el lugar a donde nos escapamos cada vez que podemos».

La faceta más teatral de Maribel Verdú se verá con la obra El tipo de la tumba de al lado, dirigida y adaptada por el veterano José María Pou y en la que compartirá protagonismo con Antonio Molero. Tras su estreno nacional en el Teatro Goya de Barcelona hace tres meses, el montaje, producido por su marido, Pedro Larrañaga, arrancará su gira española en la capital malagueña en dos funciones, ambas las 20.30 horas.

La actriz, más habitual en la gran pantalla que en los escenarios, aseguró que le apasiona más el teatro. «Me pongo a interpretar encima de esta mesa si hace falta. Yo hago teatro desde el colegio, desde siempre, pero claro he hecho diez montajes en mi vida frente a setenta películas. Me encanta el cine, pero del teatro me apasiona esa inmediatez, el directo, los nervios, la adrenalina, el saber que está sucediendo en un lugar, en una ciudad del mundo y en un momento determinado; ahí no hay copias», justificó.

La intérprete también se lamentó de la terrible situación económica que atraviesa nuestro país y de los recortes anunciados que «son para todos, no sólo para el cine». «Me niego a decir qué mal estamos la gente del cine, porque está muy mal todo el país. Somos unos privilegiados los que trabajamos y cobramos un sueldo con la lista de parados que hay. Se me cae el alma a los pies. No quiero ceñirme al cine, porque está todo hecho una pena. Si es verdad que en la industria cinematográfica hay mucha gente que no tiene nada ni va a tener nada, porque se ha acabado el cine. El año pasado, a estas alturas, se habían rodado unas 58 películas y éste creo que en el mismo periodo son 21, incluidos los documentales. Es tremendo», lamentó la actriz.

De la interpretación junto a Antonio Molero en El tipo de la tumba de al lado, basada en el bestseller mundial de la sueca Katarina Mazetti, afirmó: «No se asusten por el título, es una comedia deliciosa, con un regusto amargo porque emociona». Verdú encarna a la viuda de un señor «que me aburría mucho», una intelectual y aficionada a la ópera. «Molero, granjero, es huérfano de madre, y en el cementerio surge «una relación absolutamente maravillosa pero imposible, aunque con él descubro la tierra, lo real», subrayó Verdú, que en los últimos años ha cosechado numerosos reconocimientos, como el Premio Nacional de Cinematografía 2009 o la Espiga de Honor de la Semana Internacional de Cine de Valladolid 2011 (Seminci).

Al respecto, la actriz consideró que se viven con «mucha emoción», aunque confesó que le hubiera gustado «más espaciados», porque «no quiero aburrir». «Llevaba veinte años trabajando y no me habían dado un premio y de repente de cinco años para atrás me los han dado todos. Hacen mucha ilusión, lo que pasa es que llegaron todos de golpe y no quería cansar a la gente que pensarían Otra vez a la verdú, la tenemos hasta en la sopa. Pero bueno, míos son y los he vivido con mucha alegría», observó.

Maribel Verdú, que estuvo acompañada en la rueda de prensa por la vicepresidenta tercera, Ana Mata; la diputada de Cultura y Deportes, Marina Bravo; el director general de Cultura, Salomón Castiel, y su esposo, el productor Pedro Larrañaga, aseguró que Pou es un director que tiene fama de «puntilloso y perfeccionista como yo», pero «es un santo varón superdivertido, muy bueno, cariñoso, nos hemos reído mucho en los ensayos. Además, es una persona que te escucha y te da ideas estupendas», alabó.