La entrada al Palacio de la Aduana, futura sede del Museo de Málaga, se convirtió ayer en una declaración de buenas y cordiales intenciones. El consejero de Cultura en funciones de la Junta de Andalucía, Paulino Plata, y el subdelegado del Gobierno en Málaga, Jorge Hernández Mollar, después de realizar una visita a las obras en la antigua Subdelegación del Gobierno, enterraron el hacha de guerra en el encuentro con los medios de comunicación y abogaron por buscar una solución a través del «diálogo» y la negociación para garantizar la «continuidad» de este equipamiento cultural. «Lo que realmente me preocupa es que el Museo se termine y se abra», destacó Hernández Mollar, que se mostró partidario de alcanzar un acuerdo con la Junta, que gestionará este equipamiento.

Plata consideró que es necesario que haya «continuidad» en las intervenciones pendientes para que el Museo, cuya inversión se elevará a 33 millones de euros, «sea una realidad lo antes posible», y apostó por mantener las dos secciones, la de Arqueología y la de Bellas Artes.

Respecto a la polémica propuesta por el líder del PP andaluz, Javier Arenas en las pasadas elecciones de convertir la pinacoteca malagueña, cuyas obras acabarán este verano y se mantiene la fecha de apertura para el primer semestre de 2013, en una subsede del Museo del Prado no se aclaró ayer nada a los periodistas. No obstante, ambos concretaron que esa decisión corresponde exclusivamente al Patronato del museo madrileño. Por su parte, Plata sí propuso que el Museo de Málaga se acoja al programa El Prado Itinerante, que ya se lleva a cabo en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, con la idea de traer a la Aduana las exposiciones temporales de la pinacoteca madrileña, una idea que no vio mal Hernández Mollar.

En cuanto a la gestión, que «tiene que ser pública», en palabras de Plata, se va a encargar un estudio para determinar el «manejo adecuado y el costo justo y necesario» para unas instalaciones de gran «complejidad tecnológica».