Segunda incursión multicultural de la Sección Oficial de Largometrajes, tras el pase del lunes de Kanimambo –rodada en Mozambique–. El Festival de Málaga viajó ayer a un campamento de refugiados saharaius con Wilaya, de Pedro Pérez Rosado. La historia de un reencuentro entre dos hermanas que permite ver cómo es la vida cotidiana en estos lugares tan desconocidos para la mayoría pese a su cercanía geográfica con España.

Fatimetu (interpretada por Nadhira Mohamed), una española de origen saharaui, regresa al campamento tras la muerte de su madre y se encuentra con su hermana Hayat (incorporada por Memona Mohamed), una minusválida que es todo un ejemplo de superación. Otros personajes rodean a las protagonistas en una suerte de caleidoscopio sobre la dura vida de los saharaius, apenas tratada por el cine español. Según Pérez Rosado, era una «asignatura pendiente» para el cine hablar del Sahara, y más aún para la política, «aunque los gobiernos se escuden en las Naciones Unidas». «Ya ha nacido la tercera generación de saharauis en campamentos de refugiados y la tercera generación de marroquíes en el Sahara Occidental. Pasa el tiempo y no se soluciona nada», explicó.

Para Nadhira Mohamed, que lleva viviendo diez años en España, la película es una «oportunidad» de que sepa más sobre el pueblo saharaui. «Me siento muy orgullosa de ser una mujer del Sahara, porque en pocos países árabes tenemos tanta libertad como en los campamentos. La mujer siempre es la que lleva los pantalones en casa, ha ejercido de médico, de padre y de madre, mientras los hombres estaban en la guerra, y ha levantado los campamentos». Los periodistas le preguntaron ayer por la situación de su pueblo; ésta fue su respuesta: «La represión del reino alauí en los territorios ocupados es muy dura, en los campamentos de Tinduf la situación es mala, la gente pierde la esperanza y los saharauis en España lo ven con mucha impotencia, sin poder hacer nada».

La mujer, como fuerza y motor vital. Wilaya es, también, una acérrima defensa del poder y el coraje de la mujer. La actriz Nadhira Mohamed habló ayer de que la mujer saharui «siempre ha llevado los pantalones en casa»: «En mi pueblo siempre las mujeres han ejercido de madres, de padres, de médicos, mientras los hombres estaban luchando en la guerra y es la que ha levantado esos campamentos», matizó, y zanjó, contundente: «Hoy por hoy existe el pueblo saharaui gracias a las mujeres».

Esa actitud explica el trayecto vital del personaje que incorpora Nadhira, una saharaui plenamente adaptada a la vida española pero que regresa al campamento, donde pronto comprende que tiene mucho por hacer allí: «Llega con mucha tristeza, no quiere estar pero al final acepta que es lo que tiene que hacer y debe de hacer», explicó la intérprete.