Coincidiendo con la presentación del Adiós a la Bohemia, último título de la temporada, que bajará el telón este fin de semana, se desveló, ayer, el programa para la edición veinticuatro de la Temporada Lírica. Su arranque nos llegará a comienzos del mes de octubre con la voz de la soprano Ainhoa Arteta en el que estarán presentes Falla y García Abril. Recital de lujo que vendrá completado con otras dos citas importantes en el tiempo, una a cargo del barítono malagueño Carlos Álvarez y, finalmente, otra de la mezzo suizo-cubana Ana Häsler con canciones de Granados y Lecuona. Ésta es, sin duda, la grandes novedades para el cartel presentado y que dada su importancia han sido extraídas del abono.

Presupuesto, selección y repercusión marcan esas líneas imaginarias que deben inspirar toda programación que presuma de seria, madura y ajustada a la realidad, un nuevo giro en el cada vez más lánguido panorama lírico de la programación del principal teatro de la ciudad, que, no obstante, vuelve a contar con el apoyo de la Fundación Unicaja. De este modo, Carmen, La bohème y Lucia de Lammermoor reflejan a grandes rasgos el esquema utilizado en esta temporada que ahora acaba y que tantos y tan buenos momentos ha proporcionado al público malagueño.

La estela dejada por La Traviata de la compañía del Teatro Lirico d´Europa, en esta temporada que ahora concluye, se retoma con la Carmen, a comienzos del mes de noviembre, de la compañía Ópera 2001. Una producción a considerar seriamente, que viene avalada por el éxito de La bohème en las tablas del coliseo Enrique de la Cuadra de la vecina localidad de Utrera, el pasado febrero. Para la ocasión contará nuevamente con la participación de la afamada Orquesta Sinfónica de Pleven.

Tras los ecos de la cigarrera de Bizet, que a nadie dejará indiferente, febrero se reserva para la heroína de la novela de W. Scott sobre la que se basa el drama lírico escrito por Donizetti, con libreto de Cammarano. Lucía de Lammermoor, recientemente llevada a la escena de La Maestranza sevillana, defendida por Mariola Cantarero, contará el reparto con jóvenes voces, la Filarmónica de la Mancha y la valenciana Coral de Crevillente, subrayando esa necesaria apuesta institucional que culminará a mediados de marzo con la puesta en escena de El milagro de Zamarrilla, obra de Antonio Rozas, con la Sinfónica Provincial en el foso y elenco malagueño.

Marzo será importante además por el recital de Carlos Álvarez, un segundo concierto que viene a completar la inolvidable tarde, hace unas semanas, en la Sala María Cristina, que sirvió, a su vez, para presentarnos a la jovencísima soprano malagueña, Bernardina del Pino, que tanto emocionó al auditorio.

Nuevamente la temporada tendrá su broche final con La bohème, de Puccini, el Coro de Ópera de Málaga, bajo la atenta mano de su director, Francisco Heredia, la Escolanía de Santa María de la Victoria, la OFM y la producción del Consell de Palma de Mallorca serán los protagonistas del cartel a todas luces más solvente de los presentados, en la mañana de ayer, por el titular de Cultura del equipo municipal, el señor Caneda.

El género español apetece el gran damnificado del cartel que hemos conocido para la próxima temporada. De este modo, Adiós a la bohemia abre un paréntesis que quizás, tal vez, tenga su momento en la temporada del veinticinco aniversario y en algún ferviente discurso institucional. Tampoco podemos olvidar los diez encuentros programados entre septiembre y junio del ciclo Miércoles líricos en el Echegaray, de los que sobresalen Las 3 Sopranos y el Cuarteto Granada.

La máxima más con menos definitivamente ha calado y, sin duda, ésta va a ser la gran apuesta para la temporada que se avecina, ajustada a esos tres ejes que señalábamos de presupuesto, selección y repercusión.