La cantante presenta «Retrocollection», un paseo por la música negra que ha sido su inspiración desde la infancia. La cantante no reniega de su herencia clásica e incluye un aria de ópera y admite que le costó sacarse la etiqueta de Eurovisión.

¿En qué consiste su nuevo disco, Retrocollection?

Es un disco de vocalista, con música de raíz negra, en el camino que inicié hace años con esta banda, un poco de crooner a la española. Quería incluir una serie de temas que me han seguido a lo largo de mi vida y que me apetecía cantar. Hay una inclinación hacia el soul y el blues, porque desde pequeña me gusta muchísimo la música negra. Mi padre tenía una colección de discos de gospel y ragtime. Es la primera canción que escuché y un poco mi inclinación natural.

¿De verdad que a su padre le gustaba la música negra?

Le interesaban las voces y yo he heredado un poco esa pasión. En ese sentido, las voces negras son espectaculares. Ahí es donde yo quizás enganché con el gusto que podía tener mi padre por la música. A mí no me interesó tanto la música clásica, que evidentemente forma parte de mi cultura, de mi idiosincrasia y de mi paisaje. Enganché en la pasión por las voces negras. Yo entraba a su despacho, le pillaba los discos y los ponía.

Durante un tiempo cantó en contextos de música electrónica.

Trabajé durante muchos años con Juan Belda, sobre todo con melodías soul. Era música electrónica, una mezcla entre Morcheeba y Massive Attack. Ahí, en esa etapa, empecé a desarrollar mi verdadero gusto, que siempre ha sido la música de raíz negra. Entonces comenzó a surgir la idea de, una vez terminada esa etapa, hacer una carrera como vocalista, algo bastante difícil en España.

Trabajó en Operación Triunfo. ¿Los talent shows han servido para algo, en su opinión?

Han servido para vender galas y hacer televisión. A mí me llamaron en una de las ediciones de Operación Triunfo como artista invitada para hacer unos cursos. Yo acepté un poco por la experiencia y demás. Y, bueno, lo dejo ahí. Fue una experiencia diferente, pero tampoco tenía tanto que ver conmigo como músico. Fue algo especial, pero, más allá de hacer televisión, no creo que estos programas sirvan para mucho. En otros países, como Inglaterra, sí se han descubierto algunos talentos, pero ellos tienen una industria absolutamente diferente de la nuestra.

¿Han cambiado la percepción que el público tiene del pop?

Sí, en lo que atañe al mainstream. En estos difíciles tiempos que corren cada vez está todo más dirigido a las descargas en internet, a la cosa muy comercial. Lo que ocurre es que estamos asistiendo a un momento de cambio profundo, que va a ser muy jodido, con perdón, pero para los músicos ya lo está siendo. El modelo cultural está cambiando y va a ser muy duro.

Se habla mucho de la vuelta al directo, pero los cachés han caído de forma espectacular

Es que ya no hay cachés [Risas]. Los de la banda nos reímos un poco porque decimos que al final vamos a tener que pagar para tocar. Lo que está habiendo -y el público no lo sabe, pero lo verá- es un éxodo de músicos hacia otros países. Ya conozco varios que se han ido, porque la gente se tiene que buscar la vida. No es mi caso, porque yo nunca he estado en grandes producciones ni he tenido grandes cachés.

¿Qué le quedó de su experiencia eurovisiva?

Me quedó mucho. Fue lo primero que yo hice, con 21 años, y me enseñó de golpe un montón de cosas, fue mi paso de lo privado a lo público, aunque, la verdad, fue un poco a lo bestia. Me di cuenta de que realmente quería ser cantante y de lo importante que son las decisiones en tu carrera. Fue un punto de inflexión en mi vida. A pesar de que fue una dura experiencia, lo recuerdo con mucho cariño. Salir de la etiqueta en la que te ponen me costó trabajo, pero no puedo saber cómo hubiera sido sin hacerlo.

¿Qué le interesa de la música actual?

Pues ahora mismo me interesa mucho esta ola británica de mujeres, que empezó Amy Winehouse. Como vocalista me ha venido fenomenal. Es una pena que Amy se deteriorara tan rápidamente. A mí me gusta verla en el CD anterior, donde estaba todavía en plenas facultades. Ella abrió un camino muy importante para la gente a la que nos gusta la música de raíz negra, porque la industria empezó a fijarse. Desde la Tamla Motown en los años sesenta, esa música no había sido muy apoyada. Estos ecos también han llegado a España. Yo lo noto en los conciertos, hay mucho público interesado en este estilo, para el que en España francamente hay pocos cantantes. Me encuentro un poco sola en este repertorio, pero estoy encantada porque hay poco para repartir [Risas].

¿Qué proyectos tiene para los próximos meses?

Pues salir de España, A partir de octubre voy a China, Japón e Italia. Estoy contenta porque es ampliar fronteras y salir fuera. Nosotros tenemos un proyecto para ir a Londres en 2013, y el disco está teniendo muy buena acogida. Es que tiene un sonido espectacular. Es mi mejor disco.