Será un encuentro deseado con el público malagueño y en un lugar muy especial. «El ruedo de los sueños de mi casa». Con estas palabras, Estrella Morente define la plaza de toros de La Malagueta, el albero que pocos días antes de su concierto, su marido, el matador de toros Javier Conde, pisará con motivo de la Feria Taurina de Málaga, y el 25 de agosto, ella llenará con su esencia flamenca y donde su padre, el célebre Enrique Morente, estará muy presente. Este coso taurino será testigo de excepción de un aperitivo del nuevo trabajo discográfico de la cantaora, que verá la luz el próximo mes de septiembre.

Cuatro años sin actuar en Málaga, su ciudad de adopción, y casi seis sin sacar un nuevo disco. Mucho tiempo. ¿Por qué?

Creo que todo tiene su momento, sus horas y creo mucho en la naturalidad de las cosas. No soy de las que saca un disco porque tiene que sacarlo en un momento, para pegar un pelotazo. A medida que pasa el tiempo y que voy tomando el contacto con el público sólo sé que lo importante en la carrera de un artista es la naturalidad, la cercanía. Cada vez me veo más lejos de los divismos absurdos y de la coraza que se ponen los artistas para parecer perfectos, a la moda. Yo soy un ser humano con miles de defectos y muchas virtudes, como todos los artistas. La única diferencia es que a través de un altavoz podemos comunicar. Pienso que los discos son el reflejo del interior de cada uno y con los conciertos pasa igual; no se puede uno forzar a grandes giras ni quemar demasiado, porque si no no te echan de menos. Cada vez que he venido a Málaga me han tratado como si estuviera en mi Granada. Málaga es una tierra que amo en todos los sentidos y tengo muchísimas ganas de venir aquí a cantar.

Sin embargo va a ser un regreso por todo lo alto y en un escenario de excepción, la plaza de toros de La Malagueta, y muy especial por su vinculación con el mundo del toro a través de su marido, Javier Conde.

Pues sí. Nunca he cantado en esta plaza de toros y es un sueño. Será una actuación muy importante, porque aparte de la tensión y la responsabilidad que supone cantar en una plaza de toros, en este caso se le suma lo que yo llamo el ruedo de los sueños de mi casa. Mi marido, Javier Conde, es un artista que tengo la suerte de tener cerca. Por esta plaza han pasado muchos toreros, pero estoy segura de que muy pocos se han llevado tanto ruedo de La Malagueta en su maleta y en su corazón como Javier, aunque supongo que habrá un exceso de cariño y de admiración, por supuesto, como es lógico... Saldré a este ruedo con el máximo respeto y la máxima veneración, como nos ha enseñado Javier en nuestra casa. Será muy emocionante. Mi entrega será plena, aunque será difícil separar la devoción y la emoción de la serenidad y el temple porque es un lugar sagrado para mí. Será un encuentro especial, surgirán sorpresas, sensaciones emocionantes interminables...

Pero para la mujer de un torero una plaza también es un lugar difícil.

Sí, también tengo amargura, es mucha la que me ha aportado este ruedo; ese sufrimiento también ha existido en este lugar en el que me voy a entregar. Pero al final siempre pesan más los buenos ratos. Creo que va a ser la única manera de convertirlo en la cuna de mis hijos, como lo fue de mi marido.

¿Este concierto será la presentación oficial de su nuevo trabajo discográfico?

Será un aperitivo. Como el disco es un reflejo de mi interior, en este concierto habrá un detalle, un tema, un músico, un cante...todo tendrá una conexión. La presentación del disco será después, para septiembre, y ya se presentará en Málaga.

Tal y como están las cosas, ¿cómo va a ser la promoción?

Queremos presentarlo en Madrid, Sevilla, Valencia, Granada, País Vasco, Barcelona, Galicia. Fuera queremos llevarlo a Nueva York, Francia, Italia, París... Una gira tremenda. Tal y como está la situación, ojalá se pueda llevar a cabo. Pues en principio estamos expuestos a que se caiga cualquier historia y a poder soñar por otro lado.

¿Qué puede avanzar?

El disco está producido por mi padre desde el principio hasta el final. Está terminado prácticamente desde hace dos años. El problema es que todo este tiempo ha sido un holocausto, una barbaridad, un infierno, de tristeza, de angustia, de soledad, a la vez de retomar el trabajo del disco que él acabó. Ha habido que ir metiendo la voz poquito a poco; el trabajo de los instrumentos estaba ya pensado, grabado por él. Es una producción cien por cien suya y está ahí guardada.

Su padre le enseñó toda la esencia del flamenco. ¿Ha aprendido a vivir sin él?

Ni he aprendido ni aprenderé jamás. Lo llevaré siempre conmigo y lo echaré de menos hasta que me entierren.

¿Cómo lo definiría?

El ser más bueno, maravilloso, más ejemplar... Era una persona con una mentalidad tan sana, se preocupaba por todo. No sé vivir sin él. Él me ayuda a seguir respirando, pero sólo a respirar, no mucho más.

Con la cultura tan vapuleada, ¿cómo se defiende una artista como usted? ¿Cree que los recortes son la solución?

Esto iba a estallar por un lado o por otro porque vivíamos una situación que no era normal, pero pienso que son ciclos de la vida, no es el fin del mundo, ni la última crisis que sucederá. Tenemos a nuestro favor que los tiempos están muy avanzados y tenemos muchos recursos que nos permiten no pasar hambre, como poco. Hace cincuenta años, la gente de este país, mis padres, pasaron mucha hambre. Los momentos son duros, pero hay que tener esperanza. Tenemos que aprender a trabajar nuestro propio huerto, que se nos ha olvidado. Estoy convencida de que se puede vivir sin dinero; teniendo un manantial de agua, tierra y semillas no hace falta nada más. Animaría a la gente a trabajar su propio huerto y que aprenda a plantar patatas y cebollas.