Todo empezó con un control de movimiento de tierras en una parcela de grandes dimensiones que atraviesa las calles Jinetes y Refino en pleno centro histórico de la capital malagueña. La construcción de cuatro plantas subterráneas de aparcamientos motivó en principio esta vigilancia arqueológica que posteriormente ha sacado a la luz un «elemento único en Málaga» y «casi en la Península», que llevaba oculto siglos y siglos por toneladas de tierra.

Después de encontrar restos medievales relacionados con esta zona, pertenecientes al denominado Arrabal de Fontanalla, los arqueólogos de Arqueosur, contratados por la empresa constructora Aldesa construcciones, localizaron a un huésped inesperado. El arqueólogo David García, director de la excavación, explica que encontraron restos de una tumba monumental de sillares en «muy buen estado de conservación» de los siglos VII-VI a. C (periodo orientalizante). «Pensamos que por sus características y por la buena calidad de los materiales no se trataba de una tumba corriente y que era una estructura antigua», detalla.

Por su parte, el esqueleto apareció en muy mal estado de conservación, pero sí los elementos que le acompañaban refuerzan la hipótesis que puede tratarse de un guerrero, un militar o un príncipe de la época.

Los arqueólogos han hallado gran cantidad de bronces junto al los restos del difunto, muy fragmentados y difícil de adivinar qué fue antes de fragmentarse (escudo, coraza, pechera...). En el fondo de la tumba ha salido a la luz el ajuar relacionado con el fallecido (varias piezas de plata como un plato, un sello con un motivo egipcio, un recipiente de cerámica y la punta de una lanza, doblada en su extremo, siguiendo la costumbre de la época para que no pudiera volverse a usar). En la cabecera de la tumba apareció un casco oculto por piedras, que han tenido que engasarlo totalmente para garantizar su consolidación.

Ahora son muchas las preguntas que responder y unas perspectivas de investigación «enormes» la que se han abierto con esta excavación. Según los arqueólogos, los análisis en el laboratorio tendrán que dar respuesta a cuestiones cómo el origen de este individuo: fenicio, griego, indígena... Y la singularidad de esta tumba, de su ocupante y el lugar en que se ubica, porque en opinión de estos expertos, no existe información de estas características de este periodo histórico en concreto.

Para ello se realizarán estudios antropológicos, de ADN, de isótopos, de hábitos alimenticios, de carbono 14... Un proceso de analíticas para arrojar luz sobre todas las hipótesis abiertas en esta excavación malagueña, que ha estado coordinada por el departamento de arqueología de la Gerencia de Urbanismo y de la delegación de Cultura de la Junta de Andalucía.

Tendrá una sala en el Museo de Málaga. La gran calidad y la singularidad de esta tumba monumental de los siglos VII-VI a. C. aparecida en el casco histórico merecen que tenga una sala en el futuro Museo de Málaga en el Palacio de la Aduana. Así lo confirma otro de los arqueólogos de Arqueosur, Alberto Cumpián, que avanza que esta estructura funeraria se extraerá del subsuelo, se almacenará y posteriormente se instalará en una sala dedicada ex profeso a este descubrimiento en la pinacoteca malagueña.