Cultura, educación y sociedad. Tres palabras que, según Salomón Castiel, director de Cultura de la Diputación, están íntimamente relacionadas pero que muchas veces se han entendido de forma separada. En La Térmica, dice, son los tres pilares de la programación, una agenda multidisciplinar que busca bastante más que ofrecer productos culturales ya cerrados.

Sí, habrá conciertos -y de los interesantes y exquisitos, como los recitales que brindarán Dominique A y Christina Rosenvinge y el poeta malagueño Alejandro Simón Partal-. No, de momento no habrá teatro -quizás para respetar la programación del festival escénico del Teatro Cervantes que se celebrará durante estos meses iniciales de La Térmica-, pero sí espectáculos circenses, disciplina artística que será mimada y atendida por este proyecto. Sí, habrá conferencias, algunas tan interesantes como las de Fernando Savater y Daniel Innerarity. También se desarrollarán talleres, como los coordinados por Manuel Gutiérrez Aragón sobre cine -con primeros espadas de la gran pantalla-. Y habrá fiestas, veladas hedonistas como la protagonizada por Topacio Fresh, todo un personaje del universo Alaska/Vaquerizo de lo más pujante. Y habrá más, mucho más en La Térmica. Éstos son sólo los tres primeros meses de su prometedora existencia.

Habrá todo eso pero también un aspecto menos tangible pero igual de fundamental. Porque el inmueble de 13.000 metros cuadrados antes conocido como Centro Cívico será un vivero de talento gracias a La Térmica Creadores -artistas residirán y trabajarán durante seis meses en el edificio desarrollando diferentes proyectos-, La Térmica Emprendedores -programa de formación y asesoramiento para responsables empresariales- y La Térmica Coworkers -espacio de apoyo a futuros profesionales del sector de la cultura a coste muy reducido-. En definitiva, propuestas que buscan consolidar este espacio no sólo como escaparate de talento sino también como laboratorio de creación, factoría de ideas, retos y proyectos para la sociedad moderna.