Sylvia de Béjar es experta en sexualidad humana y educación sexual. Autora de exitosos libros como «Tu sexo es tuyo» y «Deseo» posee un blog en el que sus lectores comparten sus dudas.

­­­¿A qué se debe el éxito de una novela basada en el sexo sadomasoquista como «50 sombras de Grey»?

Se calcula que entre el 30 y el 50% de la población adulta tiene fantasías sadomasoquistas de sumisión o de dominio. Esta trilogía ha permitido que la gente se atreva a hablar de un tema que ha estado ahí desde siempre y que muchos se animen a hacer cosas nuevas.

¿Hay más gente de la que pensamos que practique este tipo de relaciones?

Entre el 7 y el 14% de la población practica el sadomasoquismo duro. Gran parte de ellos personas de alto nivel económico, ejecutivos, gente muy cultivada. Es una práctica que para entenderla hay que probarla; no se trata de ser agresivo sin más, hay que saber dónde dar para encontrar ese punto de placer. En España la comunidad no es muy potente; en los países fríos como Inglaterra, Alemania o Japón hay mucha más tradición.

Con la moda de la trilogía, mucha gente tiene curiosidad por probarlo pero, ¿hasta qué punto puede ser peligroso?

Hay que empezar muy despacio. Primero con la privación sensorial, una venda en los ojos y poner música; la persona está así más dispuesta a sentir lo que le hacen. Lo segundo puede ser la inmovilización; atar las manos con algo suave, como un fular, no con cuerdas, vigilando que fluya la circulación. Lo tercero, los azotes, primero con la mano, nada de palas ni látigos, y en lugares seguros como las nalgas. En este tipo de prácticas el lema es «seguro, consensuado y con sentido común» y es esencial tener una palabra de seguridad que es sagrada y cuando se pronuncia, automáticamente, hay que parar.

En el libro, Grey tiene una serie de carencias afectivas que se entiende que le han llevado a ser como es.

Ese es el mayor error del libro. Una persona que le va el BDSM (Bondage, Disciplina y Dominación, Sumisión y Sadismo, Masoquismo) no está enferma; puede haber alguno, pero no es lo habitual. La gente lo ve raro, pero es lo mismo que antes pasaba con el sexo oral o la homosexualidad. En España aún hay mucho desconocimiento y solemos ser racistas con lo que no entendemos.