V Corrida picassiana

Plaza de toros de La Malagueta

Sábado, 30 de marzo de 2013

La plaza registró más de media entrada en tarde nubosa y con fuertes rachas de viento.

Se lidiaron reses de Núñez del Cuvillo (1º y 5º), Jandilla, Garcigrande, El Pilar, y El Torero, desiguales de presentación y de pobre juego en general. Destacó el segundo de Cuvillo.

Saúl Jiménez Fortes: pinchazo y estocada (ovación), estocada y cuatro descabellos (palmas tras aviso), pinchazo, estocada y tres descabellos (silencio tras aviso), dos pinchazos y estocada (ovación tras aviso), estocada (oreja) y estocada (oreja).

La V Corrida Picassiana se presentaba como un gran acontecimiento. Un torero malagueño, Saúl Jiménez Fortes, se encerraba en solitario ante seis toros de diferentes ganaderías por una noble causa como es la labor que desarrolla la Fundación Corinto.

Este festejo, cuya celebración llegó a estar en entredicho tras la marcha de la Casa Chopera, se organizaba por el empresario José Cutiño, quien quiso explotar la marca «Picasso», la que le hace diferente a todas las demás corridas.

Para ello no se escatimaron esfuerzos para vestir el coso de la etapa rosa del pintor nacido en la plaza de la Merced, siguiendo una propuesta del artista galo Laurent Pallatier, Loren, que no dejó a nadie indiferente.

Y con ese marco, hacía el paseíllo Fortes, vestido con una réplica de uno de los vestidos que Picasso diseñó a Luis Miguel Dominguín. Por amor al arte, el del Puerto de la Torre daba un paso al frente en una reivindicación personal, en una gesta en la que se vio arropado por más de media entrada, más que aceptable a tenor de lo desapacible de la tarde, y sobre todo de las jornadas previas. Tanto que hubo que trabajar duro para dejar en buen estado el piso de plaza, que no pudo pintarse de blanco como estaba previsto inicialmente.

Pero entre los asistentes hubo uno no esperado, más bien indeseable, que condicionó buena parte del espectáculo. Nos estamos refiriendo al viento, que molestó durante toda la tarde. Tampoco ayudó el ganado, que pese a escogerse entre seis ganaderías del encaste Domecq, no cumplieron con lo prometido. Sí lo hicieron por los pelos, por exigencia de la autoridad, en lo que se refiere a presentación; quedando en el camino los de la casa madre de Juan Pedro, la única de las ganaderías anunciadas que no pasó el reconocimiento.

Abría el cartel un toro de Núñez del Cuvillo que fue el de menos presencia de la tarde, y que lamentablemente marcó el devenir del festejo. Valor y predisposición, esa fue la nota común de la actuación de Fortes. Así, este primero manseó de salida y llegó a la muleta con la cara alta y defendiéndose. A base de insistir en el cite al pitón contrario, consiguió enjaretar una tanda por el pitón derecho; e incluso el animal se vino arriba en la parte final de la faena y le permitió concluir con dos molinetes, uno de ellos de rodillas, y ajustadas manoletinas. También se vio que no iba a ser la tarde del diestro en lo que al uso de los aceros se refiere.

En el segundo de Jandilla pareció que la tarde arrancaría definitivamente. La emoción llegó con un quite por gaoneras, y tras parear bien Carlos Chicote, las espadas estaban en todo lo alto al tomar la franela. El inicio por estatuarios desveló un buen pitón izquierdo, por el que apostó con acierto de inicio; aunque también se confirmó la sospecha de que iba a tener muy poca duración. Nuevamente tocaba hacer un esfuerzo frente a los elementos del que se podía sacar muy poco provecho. Expuso en circulares invertidos en los que quedaba al descubierto y se le jaleó un pase cambiado a favor de la querencia.

Al de Garcigrande tercero se le pegó fuerte en el caballo, pese a lo que no se le corrigió el genio que le hacía puntear los engaños. En este caso tocaba pelearse contra Eolo; mostrándose tremendamente valiente aunque sin sacar lucimiento. En un gesto de honestidad, no desistió con verdad ante un astado muy astifino que desarrolló mucho peligro.

Tras pasar el ecuador del festejo, la tarde parecía ponerse muy cuesta arriba. Dos verónicas garbosas y un quite por chicuelinas rematado con una gaonera fue su aportación con el capote ante un toro de la ganadería salmantina de El Pilar. El picador Tito Sandoval quiso dar espectáculo, pero el burel rehuyó la pelea. Así siguió en la muleta, echando la cara arriba. Lo malo es que tenía más peligro del que dejaba ver la sosería del astado; por lo que tras un largo trasteo no rompió en triunfo su arrimón.

Remontada

Así, hubo que esperar hasta el quinto, en el que se hizo bueno de que no hay quinto malo. No es que el fuera un gran toro este segundo de Cuvillo (como su hermano pobre de presencia), pero al menos fue un manso con más nobleza que se tragó las tandas más ligadas de la tarde. Quiso sacarlo a los medios, pero allí el viento no dejaba y el animal tampoco quería. Tras colársele por el pitón derecho, Fortes siguió con ahinco hasta lograr una serie de mano baja para la esperanza. En seguida lo vio también el respetable, que arropó a su paisano para cuajar una estimable faena en tablas, donde supo aprovechar su querencia en la corta distancia. Nuevamente abundando en circulares invertidos, exprimió todos los muletazos que tenía el toro en una labor concluida con manoletinas.

Siendo toda la tarde fiel a su concepto, esta vez no falló con la espada. Una gran estocada motivó que los tendidos se poblaran de pañuelos. El presidente Ildefonso DellÓlmo sacó el suyo también. El público habría querido que lo sacara dos veces, pero dos orejas habrían devaluado el premio final.

Con el primer apéndice en el esportón, no quedaba otra que echar el resto en el sexto. Se fue a porta gayola y prosiguió con otras tres largas cambiadas. Estaba dispuesto a todo ante este de El Torero; a cumplir con nota este exigente examen al que se presentaba en el inicio de su segunda temporada completa como matador. Nada se le puede reprochar a Jiménez Fortes en cuanto a solvencia y disposición, en entrega y valor. Pero este último no fue diferente a los demás y también terminó rajado en tablas. Allí se fue hasta terminar de rodillas, haciendo un desplante sin la muleta, y dejando entrever que había puesto todo de su mano. Nuevamente no falló a espadas, y la segunda oreja de la tarde fue un justo premio a una tarde que no fue tan de color de rosa como podría parecer al principio. Por mucho que la foto final del torero saliendo a hombros por la puerta de cuadrillas nos pudiera hacer pensar lo contrario.

@danielherrerach