Perdone lo directo de la pregunta, pero... ¿dónde ha estado metido en los últimos años?

[Risas] Eso me pasa por no salir en televisión... Pero, claro, si para salir en televisión hay que tirarse de un trampolín, irse a una isla o cuidar gallinas en una granja, pues no salgo porque yo no hago esas cosas. No hay programas de espectáculos, y los que hay están centrados en buscar nuevos talentos. Por eso no tengo lugar televisivo en este momento. Pero sí puedo decir que vengo de la Maestranza de Sevilla, del Teatro Arriaga de Bilbao, del Calderón de Valladolid..., donde he estado con la zarzuela de Sorozabal Entre Sevilla y Triana. Así que he estado dedicándome al público en directo. Porque ni la televisión quiere lo que yo propongo ni yo quiero hacer lo que ellos piden.

Vamos, un divorcio en toda regla con la pequeña pantalla.

Mi divorcio televisivo ya lo adelantó Chicho Ibáñez Serrador a principios de los noventa, cuando yo empecé a aparecer en televisión. Ya entonces Chicho, que ha sido como un padre mío a nivel televisivo, me decía que me dedicara siempre al teatro porque, decía, la televisión tiene patas cortas. Él ya veía venir lo que se avecinaba. Y tenía razón: yo no me encuentro cómodo en la televisión actual.

¿Podría explicarnos cuál es la esencia de Ángel Garó?

Pues no es otra que 25 años de trayectoria pública. Mucho antes había empezado a estudiar teatro, pero desde que me conoce el público son ya unos 25 años. Por eso he querido resumir en un espectáculo todas la facetas de mi trayectoria: música, interpretación, poesía... Para el que me conozca, este montaje será una grata sorpresa porque reconocerá muchas de las cosas que cuento, y para el que no me conozca, será como una carta de presentación.

¿Es más necesario el humor en tiempos de crisis?

Estamos en una crisis a todos los niveles, pero es verdad que hay una falta de sensibilidad para con el arte. Lo que ocurre es que hay una cosa que nos sucede a los artistas, que nos crecemos en momentos de crisis. Así que la creatividad y el talento se engrandece en momentos difíciles. Y para eso estamos además, para hacer felices a los demás para que olviden, de alguna manera, los momentos por los que estamos pasando. Esto siempre ha pasado a lo largo de la historia: en momentos de crisis, los artistas nos crecemos.

¿Pero tirar del carro no es la obligación del arte?

Es inevitable. Es parte de nuestro trabajo. No tengo más remedio que tirar para adelante y hacer reir cuando hay que llorar y hacer que la gente pase dos horas lúdicas. No es para que olviden nada. Me da mucho coraje eso de la risa para el olvido. Yo, al igual que todos mis compañeros, siempre he hecho reir para aliviar de alguna manera el sufrimiento del público. Esa es nuestra obligación con las personas que han decidido venir a verte y han pagado una entrada.

En su nuevo espectáculo reflexiona sobre la vida, el mundo del espectáculo, la actualidad y los clichés sociales, entre otras cosas. ¿Hay espacio para los políticos corruptos?

Nunca he tocado temas políticos. Pero los que no lo hacemos, cuidado, cuidado... Porque subliminalmente quizás seamos más políticos que los que imitan a los políticos. En mi espectáculo Personas humanas había mucho de política, sin embargo yo he desterrado el nombrar a gente e involucrarme de una manera obvia con lo político. No me interesa. La política que yo pueda hacer la hago desde mi palabra y desde mis personajes. Y ya se sabe: a buen entendedor... Claro que hay crítica social en mis espectáculos, pero no lo hago de manera evidente porque no quiero poner en mi boca los nombres de la mayoría de sinvergüenzas del repertorio político actual.

Pero, como ciudadano, ¿cómo vive este teatro de corbatas y recortes?

La actualidad política la vivo con gran dolor y gran solivianto. Yo pago rigurosamente mis impuestos. Y con gran transparencia fiscal. Y nunca me he decantado por ningún partido político. Lo que yo deseo es que las ciudades estén limpias, que la gente esté cuidada, que haya una sanidad en condiciones y que haya colegios. Creo que es un error que los artistas nos impliquemos políticamente con un partido. Yo siempre estaré con aquellos que se porten bien con la sociedad, ya sean del PSOE, del PP, de IU... Me da igual. Lo que yo quiero es que mi país está cuidado y que no desahucien a la gente y la tiren a la calle. Y que los bancos no abusen... Todo lo que la gente de buena voluntad quiere.