Los fantasmas que guardaba el corazón de Jay Gatsby vuelven a ser aireados por su vecino Nick Carraway, gracias al imaginario kitsch del cineasta Baz Luhrmann. También ven la luz varias traducciones de la obra -entre ellas, una versión ilustrada- con la que el novelista alcanzó cotas literarias nunca vistas. ¿Pero, quién era Francis Scott Fitzgerald y cómo se gestó su obra, la que es para muchos la mejor novela americana del siglo XX? Para responderlo, acuden a las librerías peculiares obras satélite, atraídas por la luz de 'El gran Gatsby'.

Los libros de Scott Fitzgerald

Cartas a mi hija

Mi ciudad perdida.

Cómo sobrevivir con...

El gran Gatsby.

Datos:

  • Alpha Decay - 19,90 e
  • Zut Ediciones - 18 e
  • Gallo Nero - 10 e
  • Sexto Piso - 19,90 e

'Cartas a mi hija' destapa la faceta más íntima del escritor, mediante las misivas a su adorada Scottie, las cuales traen ecos del célebre arranque de la novela: "Cuando yo era más joven y más vulnerable, mi padre me pidió un consejo...". Una mezcla de valiosas lecciones de vida y crónica desesperanzada de un alma en caída libre por el alcohol y el éxito prematuro.

'Mi ciudad perdida' agrupa ensayos autobiográficos, algunos de los cuales el escritor se vio forzado a escribir en paralelo a la novela para mantener su vertiginoso tren de vida. Dos de ellos se recogen en 'Cómo sobrevivir con 36.000 dólares al año', que incluye un impagable artículo de William J. Quirk, que detalla las finanzas del escritor mientras gestaba El gran Gatsby.

La novela fue iniciada en Great Neck en 1923, donde Scott y su mujer, Zelda, vivían como nuevos ricos y eran sableados por los tenderos locales. Siguiendo el consejo de un amigo y como el dólar estaba fuerte, en 1924 zarparon en el Minnewaska -un barco seco, sin alcohol- hacia la Rivera francesa. Allí alquilaron una villa en la que acabaría la obra cinco meses después. Quirk informa de que por 'El gran Gatsby' recibió 3.939 dólares como adelanto del sello Scribner y 8.397 en derechos de autor, mientras que hoy sus nietos se embolsan por la obra medio millón de dólares al año. Súmese a esta cifra los derechos cinematográficos y no hay duda de que la amenaza de una fortuna destructiva sigue sobrevolando los apellidos Scott Fitzgerald.