Martín Casariego también es guionista cinematográfico e hijo y hermano de arquitectos de prestigio

Usted es también guionista. ¿Ése es un campo de actividad cerrado ahora? ¿Ve posibilidades de que la industria del cine recupere el pulso?

Llevaba mucho tiempo sin escribir guiones, pero acabo de terminar uno con mi hermano Nicolás. Y lo he hecho porque creo que se seguirá haciendo cine, así que tengo la esperanza de que se convierta en una película. Aunque si a lo del pirateo sumamos la subida del IVA, gran acierto del Gobierno, es fácil entender que se halle en una situación muy delicada. Pero hay que hacer lo que a uno le gusta. Si yo empezara a pensar en lo que gano a la hora escribiendo, en el futuro del mundo editorial, en la de libros que hay en las librerías y lo poco que aguantan en ellas, en las que están cerrando... En fin, si me centrara en eso, dejaría de escribir, y no estoy dispuesto a ello. Disfruto haciéndolo, y hasta ahora ninguna negra previsión me lo ha impedido.

¿A usted no le tentó seguir la senda de su padre y dedicarse a la arquitectura?

No. Tengo dos hermanos arquitectos y mucha admiración por mi padre. Él nos transmitió el gusto por hacer bien las cosas, con dedicación y sin alardes. Tenía una ética del trabajo muy fuerte. Era muy culto, un gran lector cuya influencia está en nuestra formación literaria. Pertenecía a una generación de gente con un conocimiento muy amplio, con una formación que abarcaba muchos, muchísimos campos. Y como arquitecto siempre puso especial énfasis en que las construcciones estuvieran al servicio de quien las habita, sin olvidarse de la estética, pero con una orientación muy funcional.