Soy un sinvergüenza es el título de una comedia especialmente escrita para don Jaime de Mora y Aragón, hermano de la reina Fabiola de Bélgica. Don Jaime, que era asiduo de la Costa del Sol, decidió un día probar suerte en el teatro, y pidió a un comediógrafo cuyo nombre no recuerdo, que escribiera una obra con ese título que sin entrar en detalles se podía asimilar al personaje en cuestión. Don Jaime no era un dechado de virtudes precisamente.

En la gira por los teatro españoles, el improvisado actor incluyó Málaga. El teatro elegido para la representación fue el ARA, un coquetón salón de poco aforo en el que la compañía fundada por Ángeles Rubio-Argüelles, condesa de Berlanga de Duero, y que estuvo casada con el diplomático, escritor y director de cine Edgar Neville, estrenaba cada lunes.

Mi director en Radio Nacional, Juan Antonio Rando, me encargó que le hiciera una entrevista a don Jaime, y allá, magnetófono en mano, me acerqué al ARA para entrevistarlo. Me preparé algunas preguntas y dejé otras en blanco para hacerlas según se desarrollara el encuentro.

Me recibió el secretario-representante-agente o como se le quiera llamar que acompañaba a don Jaime de Mora. Le expuse mi deseo de hacerle una entrevista para Radio Nacional. Me dijo que aguardara un momento y que enseguida me atendería. Efectivamente tardó poco tiempo. Al llegar me entregó una casete al tiempo que me informaba que «aquí tiene la entrevista». Le repliqué que yo quería entrevistarle. Me repitió lo anterior.

Le dije que gracias, que no me interesaba, y adiós muy buenas.

Al contarle al director lo sucedido me dijo: ¿Y no lo mandaste a la mierda? No, le respondí, no es mi estilo, pero me hubiera gustado.