La Facultad de Bellas Artes sigue siendo un interesante vivero de talentos. Uno de los recién licenciados que está al borde del trampolín, a punto de dar el salto a empresas artísticas mayores, es Federico Miró (Málaga, 1991), que a partir de mañana muestra los frutos de su investigación pictórica en la sala de exposiciones del citado centro, que inaugura así su temporada de muestras. Tras haber finalizado la carrera con la prestigiosa Beca de Pintura de la Academia de San Quirce de Segovia, en la que ha obtenido el Primer Premio, de carácter nacional, Miró también ha obtenido el primer Premio de Pintura de la Universidad de Málaga en 2013. Actualmente está cursando un Máster de Investigación y Creación Artística en la Universidad Complutense de Madrid. Avales más que suficientes para acercarse con interés a Hasta donde la mirada alcance, la muestra que estrena mañana. En las obras que componen la exposición, el malagueño reelabora el paisajismo, creando imágenes pobladas por interferencias -casi puede oírse el ruido blanco analógico que ya casi hemos olvidado en plena era digital-; son piezas singulares, en las que el espectador deberá adentrarse para descubrir detalles y significados nuevos en cada mirada. Lo dice el propio Federico Miró: «Los lugares o escenas seleccionadas no son más que una excusa, un pretexto para dejar que sea el propio espectador quién se sumerja y descubra mi obra hasta donde la mirada alcance». Acompañen al malagueño en su modo esencialista de creación, acompáñenle en su obsesión, porque como él dice: «El objetivo principal de quien se pone a hacer arte es crear una imagen sofisticada, un efecto, una realidad reinventada y transfigurada bajo un prisma propio. No hay creación sin obsesión y mi obsesión es la constante búsqueda, el no saber a dónde voy, pero sí de donde parto».