Si para muchos la inauguración de Picasso Clásico -la exposición pionera que fue, según los expertos, uno de los primeros pasos que dio Málaga para merecer su Museo Picasso- resultó un punto y aparte en la vida artística malagueña, el momento en que la ciudad comenzó a decir adiós a los bodegones y marinas para empezar a recuperar su retraso artístico, lo cierto es que repasar la treintena de exposiciones temporales programadas por el Museo Picasso Málaga a lo largo de estos diez años confirma que aquel primer paso ha devenido en caminata, en paseo por la modernidad.

De las impresionantes esculturas de Giacometti a la imaginación deslumbrante y torcida de Kippenberger; de la antología de algunos de las mejores piezas de la última producción picassiana a las estampas fotográficas del genio en la intimidad de su taller; del descubrimiento de autores poco reseñados como Hilma af Klint -en cartel- a la emoción de contemplar obras de grandísimos como Matisse. La primera década de vida de la pinacoteca ha servido no sólo para atraer a esos turistas que tanto deseamos para nuestra economía -porque en esta década el turismo cultural se ha convertido en una de las grandes estrategias del plan económico andaluz- sino también para educar o reeducar la mirada de los malagueños, que hasta entonces no habían disfrutado live, en vivo y en directo, de un diálogo con algunos de los más potentes maestros del arte contemporáneo.

Lejos del panteón, del mausoleo dedicado al recuerdo de uno de nuestros grandes genios, el Museo Picasso Málaga ha sabido procurar una nueva mirada al legado del malagueño y, sobre todo, vincularlo a otros artistas, tejiendo infinitas redes que nos han llevado a replantear y reformular muchas de nuestras opiniones artísticas.

El Picasso de los Picasso (2004-2005), Los Picassos de Antibes (2006), Momentos y miradas. Picasso visto por Otero (2008), Más allá de la pintura. Max Ernst en la Colección Würth (2008-2009), Kippenberger miró a Picasso (2011), Viñetas en el frente (2011), Alberto Giacometti. Una retrospectiva (2011-2012) y El factor grotesco (2012-2013) componen el particular greatest hits que hemos confeccionado. Pero hay muchas más posibilidades, tantos como ojos han franqueado la puerta del Palacio de Buenavista en busca de aventuras. Y lo mejor de todo es que parece que el caudal imaginativo no se ha secado y que nos esperan más emociones, descubrimientos y revelaciones en las paredes de un museo que ya es parte indisoluble de nuestra ciudad.