A propuesta de Nieves Gómez, presidenta de la Asociación El Embrujo, la Federación Provincial de Asociaciones de Mujeres Ágora invitó a principios de 2012 al realizador malagueño Enrique García para que ofreciera un taller de cine a un grupo de cuarenta mujeres: la idea inicial era enseñarles las «técnicas narrativas cinematográficas» y completar así su formación literaria.

«Les insté a que comenzasen a escribir historias que fuesen creíbles y, claro, ellas tiraron de experiencias propias, algunas de ellas, muy surrealistas», confiesa García, que inmediatamente vio en esas vivencias «material para un filme». Es así como nace Objetivo violeta, cortometraje que hoy (21.00 horas) se estrena en los cines Málaga Nostrum y que tienen como protagonistas a Concha Galán y Joaquín Mancera.

«Galán encarna a una repartidora de pizzas que establece una relación con un joven (Mancera). Ambos, sin tener en cuenta la diferencia edad, acaban compartiendo sus problemas y varias porciones de pizza», cuenta el realizador, que en todo momento buscó la verdad en «las interpretaciones». «Galán y Mancera ya tenían esa complicidad porque habían trabajado mucho en El Estable», reconoce García, que rodó este corto antes de arrancar el rodaje de su primer largometraje, 321 días en Míchigan, lo que, reconoce, le sirvió como «entrenamiento» para buscar esa verdad interpretativa con la que anda «obsesionado últimamente».

Marity Manzanera y Javier Ojeda completan el reparto de esta cinta que, además, cuenta con la música de Rafa Salas y la colaboración de Miguel Paredes, Pepe Salas y el grupo Hermano Elefante.