El Cenachero, ese vendedor de pescado que se pasea por las calles de Málaga, ya peina canas. Cincuenta años cumple la escultura más famosa de nuestra ciudad, obra de Jaime Pimentel, un entonces pujante artista de la ciudad que, sin embargo, vivía en la entonces lejanísima Oslo. Ahora, la Academia de Bellas Artes de San Telmo y la Universidad de Málaga rinden homenaje a Pimentel y el icono que creó con sus manos para su propia tierra con la exposición Pimentel. Oficio y arte, en el Rectorado de la UMA.

La muestra está compuesta por 47 esculturas divididas en cinco etapas, cada una representando una fase de la evolución artística del autor, comenzando por el bronce y el mármol, y una sexta fruto de la iniciativa de Pimentel donde se recogen obras que nunca antes se habían mostrado al público, como el Pegaso Digital. La exposición acoge, por supuesto, réplicas de monumentos icónicos situados en diversos puntos de la provincia de Málaga como El Cenachero, cómo no, pero también El Biznaguero, El Platero del Parque, El Jabegote, Noctiluca y la Niña de Benalmádena... Símbolos escultóricos inconfundibles de nuestra ciudad y provincia.

La vicerrectora de Extensión Universitaria, María Chantal Pérez, al que han asistido el autor; los comisarios de la muestra, Juan José Bedoya y Francisco Cabrera, y el presidente de San Telmo, Manuel del Campo, acompañaron a Jaime Pimentel, «el artista malagueño de los malagueños», como lo definieron, en la presentación ayer de la exhibición.

La muestra también es una oportunidad para darles un padre a muchas esculturas, como señaló ayer Pérez: «Los malagueños están acostumbrados a contemplar cada día durante sus paseos muchas de estas obras sin saber quién es su autor». Y también de cumplir alguno de los deseos del propio Pimentel: por ejemplo, en el Rectora se exhibe la réplica en resina de El Cenachero, que se ha instalado en el vestíbulo para que así pueda ser visto desde el Parque, respondiendo al deseo del artista. Un hombre, por cierto, que ha dado mucho a Málaga sin pedir nada a cambio: «Y yo me prometí no cobrar nunca una peseta por réplicas del Cenachero, sólo con las postales podía haber sido millonario», recordó para este periódico el escultor hace unas semanas.

Ya dentro de la sala hay 47 obras, realizadas en distintas etapas y con distintos materiales, como piedra, mármol y metales. «pronto me cansé de la piedra, puesto que con ella no podía conseguir el movimiento que caracteriza a mis figuras», comentó ayer el artista.

Jaime Pimentel es uno de los escultores malagueños más reconocidos. Formado en Noruega, completó sus estudios en otros países europeos como Finlandia y Suecia y, posteriormente, en Estados Unidos.

Sus obras, repartidas por ciudades y museos, forman parte del paisaje malagueño desde hace años. Ha presentado exposiciones en Madrid, Oslo (Noruega), Nueva Orleans (EEUU), Santander o Plasencia y sus esculturas se conservan en centros y colecciones públicas y privadas.

Galardonado con numerosos reconocimientos, fue Premio Fenike, en 2008 de la Asociación Zegrí y Escudo de Oro de Vélez-Málaga, en 2007. En 1977 fue nombrado Académico de Número de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga.