En solitario, aunque comparte escenario con Emma Suárez, Ariadna Gil, Fernando Cayo y Álex García, se presentó ayer ante la prensa Maribel Verdú para hablar del montaje Los hijos de Kennedy, obra que dirige José María Pou y que este viernes (21.00 horas) y este sábado (en funciones a las 19.00 y las 22.00 horas) acude al Cervantes como uno de los platos fuertes del Festival de Teatro de Málaga.

La pieza, escrita por el norteamericano Robert Patrick en 1973, está protagonizada por cinco personajes que dibujan las muchas vivencias de aquellos años en los que se bailaba a ritmo de Jimi Hendrix o Janis Joplin y Martin Luther King soñaba despierto por la igualdad entre los hombres. También fueron los años en los que millones de jóvenes se dejaban la vida en Vietnam y en la que el presidente Kennedy fue asesinado a plena luz del día en la plaza Dealey de Dallas. Las luces y las sombras de aquella época forman el corpus de este montaje que, según aclaró la actriz, resulta «absolutamente contemporáneo» y ofrece «bastantes paralelismos entre la sociedad norteamericana de los años sesenta y la sociedad española actual». Aún así, no cree que en unos años se puede hacer una obra similar sobre los actuales líderes políticos. «Los políticos de ahora no son como los de entonces. Esto es algo que se dice en la función: hacen falta líderes».

Verdú, a quien el Festival de Málaga Cine Español le concederá en su próxima edición el premio Málaga a toda su carrera, encarna a una mujer que, tras el fallecimiento de Marilyn Monroe, cree ser reencarnación de la explosiva intérprete. Por esta razón, la madrileña se presenta ante el público con una llamativa peluca rubia. Ella también sabe lo que es ser icono sexual, aunque reconoce que nunca se sintió como la actriz de La tentación vive arriba. «Fui icono sexual, y es algo que estuvo muy bien entonces. Después han llegado muchas que me han sucedido, afortunadamente. Pero no, nunca me sentí una Marilyn. Hubiera sufrido mucho, ella sufría mucho».

Entre sus nuevos proyectos está volver a rodar, «cuando termine la gira de este montaje», con Gracia Querejeta. Tras Siete mesas de billar francés y 15 años y un día, cinta vencedora de la pasada edición del certamen malagueño y por la que Verdú a vuelto a ser candidata a un Goya, actriz y directora se unirán de nuevo en Felices 140, filme en el que la protagonista aprovecha su fiesta de cumpleaños para anunciar que ha ganado 140 millones en la lotería.

Se siente «ilusionada y agradecida» por la concesión del Premio Málaga y asegura no haber echado la vista atrás sobre su dilatada trayectoria. Tampoco quiso decantarse por una película determinada, ya que confesó tener mucho cariño a muchas de ellas. «No podría decir una», confesó est actriz que antes de iniciarse en su profesión quiso ser «profesora y corredora de rally».