Con diecinueve años, Picasso no era Picasso. Bueno, lo era, pero sin ser el mismo que aparece en los libros de historia del arte. Por entonces, el malagueño era un joven artista en ciernes, ávido de conocimiento y de mostrar su destreza con los lápices y los pinceles. En octubre de 1990, Picasso inicia su primera estancia en París, ciudad donde se topó con el talento de artistas como Van Gogh, Gauguin, Toulouse-Lautrec, Steinlen y Rodin, entre otros, y donde logró sus primeros ingresos realizando dibujos para diversas revistas ilustradas. Este ambiente de bohemia y juventud que vivió el pintor queda reflejado en Dibujantes con París al fondo. Picasso y las revistas ilustradas, muestra que ayer se inauguró en la sala de exposiciones de la Fundación Picasso-Museo Casa Natal.

Un total de 116 obras, entre dibujos, ilustraciones, fotograbados y ejemplares de aquellas publicaciones, componen esta muestra que podrá visitarse hasta el próximo 18 de mayo. La exposición recoge la obra de medio centenar de artistas -Toulouse-Lautrec, Steinlen, Ferdinand Bac, Gaston Duchamp, Jacques Wely, Jules Chéret, Santiago Arcos, Manuel Luque y el malagueño Francisco Sancha, entre otros- que encontraron un cauce de difusión de su obra a través de revistas como Le Rire, L´Asiette au Beurre, Gil Blas, Le Frou-Frou, Le Tutu y la humorística Le Chat Noir, publicación perteneciente al famoso cabaret parisino, cuya portada de 1886 sirve, junto a la de Arte Joven, de la que Picasso fue director artístico en el Madrid de 1901, de punto de partida de esta muestra.

En la primera parte de Dibujantes con París al fondo. Picasso y las revistas ilustradas también destaca el primer acercamiento del genio de la plaza de la Merced a la prensa a través de la revista manuscrita Azul y Blanco, que redactó e ilustró en La Coruña en 1894, con sólo 13 años, para compartir con su familia malagueña sus experiencias gallegas.

Inocente Soto Calzado, comisario de esta muestra, que contiene obras procedentes de colecciones privadas, del Museu Picasso de Barcelona y el Museu Nacional d´Art de Catalunya, destacó que en con el cambio de siglo, «el artista plástico, como un actor más dentro del progreso, dejará de ser sólo pintor, dibujante o escultor para pasar a ser además dibujante de prensa, abrirá la puerta del taller para pasar a la sala de redacción, movido por las posibilidades publicitarias y económicas del medio, a veces con la simple intención de garantizar la difusión de su obra pictórica con una adecuada reproducción».