Raphael se siente bien en Málaga y a Málaga le sienta de maravilla cada una de las visitas de Raphael. Así se pudo constatar este miércoles noche en el regreso del cantante al escenario del Teatro Cervantes, donde vuelve para comulgar por cinco noches consecutivas con sus admiradores malagueños, que son muchos y que, como en las cinco veladas que ya protagonizara en 2012, recibieron en pie al jienense, al que vitorearon antes de que éste abriera la boca.

Una intro con la reconocible melodía de Yo soy aquel sirvió de alfombra sonora para que Raphael entrara en escena y desatara la locura de inmediato. Confiesa que nunca se guarda nada cada vez que se presenta ante el público. Y así fue. Dicen los que lo siguen desde hace décadas -más fiables que los que ahora lo reclaman como gurú indie-, que así ha sido siempre. Pero no por estar más advertido del impacto que supone verlo en directo disminuye la impresión que uno se lleva. Los años no han hecho mella en la capacidad del de Linares para conectar con su audiencia ni para entonar con elegancia y desparpajo cada una de las composiciones de su abultado repertorio, que arrancó con Si ha de ser así, Mi gran noche y Provocación, ésta uno de los remozados temas que componen su nuevo disco, De amor & desamor.

«Una vez más en Málaga... Recuerdo la primera vez que vine a la Costa con 14 años. Y vendré año tras año», dijo a un entregado y repleto Cervantes.

Y como ya hiciera en 2012, el recorrido por su discografía fue el hilo conductor de una velada de casi tres horas de duración y una treintena de temas en la que no faltaron clásicos como Se fue, Detenedla ya, Ámame, Qué sabe nadie, En carne viva, Digan lo que digan y La canción del trabajo. Raphael es de esos artistas que no paran de gesticular con su cuerpo y la mirada; que no deja nunca de interpretar lo que cantan, que provocan la emoción, buscándola más allá de los textos y los acordes. Un insaciable huracán que arrastra con todo lo que se pone por delante. Sus maneras, tan excéntricas e irremediablemente cómicas cuando alguien que no es él las reproduce, te atrapan y te llevan por caminos que ni conocías. Por eso anoche se dieron cita en el Cervantes personas de cinco generaciones. Abuelos y hipsters que fueron arrasados por la fuerza del intérprete de Escándalo.

Desde hoy y hasta el domingo se volverá a repetir este milagro. Y Raphael lo hará con el cartel de no hay entradas. Málaga es una de sus ciudades fetiche, por eso nos prometió volver «siempre hasta el final».