Dentro del XXXII Festival de Teatro de Málaga en el Teatro Echegaray se presentó la obra Ojos de agua, un monólogo basado en la Celestina de Fernando de Rojas interpretado por la gran actriz Charo López, en una producción de la compañía Ron Lalá. El mítico personaje revive sus andanzas de alcahueta y de fraguadora de engaños, desde su encierro en un convento de clausura frente a un público que mágicamente es convertido en su auditorio de monjas piadosas. Ya al final de su vida, está vieja y arruinada pero su pasión es desbordante y contagiosa, con su humor sarcástico, su mordacidad y osadía ante las convenciones sociales, es la elocuencia del poder femenino en las sombras para luchar por su espacio de libertad. Desde su casa de Salamanca aplica pócimas, ungüentos y costuras para recuperar la virginidad de las doncellas mancilladas por amores mundanos, para aumentar las hipocresías sociales y hacer crecer su bolsa aplicando sus malas artes. Sus alambiques producen afeites y perfumes que mercadea sin pudores, mientras arrastra madejas de una casa a otra tejiendo y destejiendo sus cuentos tanto como sus urdimbres. Así nos cuenta su participación en el drama de Calixto y Melibea, recordando la manipulación con sus sirvientes y la tragedia que lo envuelve todo y provoca hasta su propia muerte. El actor Fran García interpreta al fantasma de Pármeno, el sirviente de Calixto, que asiste y venera a la elocuente y deslenguada Celestina, a quien le dedica sentimentales canciones cargadas de poesía, con música en vivo interpretada por Antonio Trapote. El desarrollo general es cómico y vivaz, con estéticos diseños lumínicos que acentúan claroscuros para los pasajes más sentimentales, o cañones de humo que crean un espacio onírico y penumbroso que ahonda en situaciones de dolor. Porque esta Celestina es pura vida y voz, ha perdido su belleza pero goza con su inteligencia e independencia. Juega con su pasado y vislumbra un futuro por sus dones de adivinación, con algunos graciosos guiños a nuestra actualidad, mencionando al IVA o a Facebook entre otros varios elementos que forman parte de su discurso y marcan su espíritu contemporáneo. La escenografía y el vestuario marcan su situación de época y crean un espacio que enmarca la realidad de estos personajes ubicándolos en la humanidad del clásico original. Charo López muestra toda su grandeza y experiencia sobre las tablas para entregarse en la creación de este personaje fresco, hondo y vital de la literatura universal.