­Durante la última semana, la presencia de Antonio Banderas en todos los medios del país ha sido una constante. El malagueño, que este viernes estrenó su último trabajo como actor, Autómata, cinta de ciencia ficción en la que también ejerce como productor, recibirá el próximo 7 de febrero el Goya de Honor de la Academia de Cine. Bajo la dirección de Gabe Ibáñez, Autómata reflexiona sobre la convivencia del hombre y la tecnología en un futuro en el que «se han perdido los valores humanos», señala su protagonista.

Pese a los buenos datos de taquilla registrados por el cine español en 2014, Banderas, al que no le agrada la reivindicación «martillera y gritona», opina que esta industria debería recibir más apoyos por dos motivos: «Porque representa muy bien al país» y porque «proporciona muchos puestos de trabajo». Entre sus planes están dirigir más a menudo y llevar a la gran pantalla sus propias historias: «Estoy escribiendo mucho», confiesa. También quiere volver al teatro, pero para ello necesita despejar su agenda, repleta de proyectos. ¿Y qué dice sobre su ciudad? Pues que «Málaga va a petar» con todo lo que está cultivando en el plano cultural.

'Autómata' presenta un futuro en el que hombre y máquina comparten su voluntad de aferrarse a la supervivencia. ¿Qué cree que será la clave para nuestra futura existencia, la tecnología o la ´destecnología´?

La vuelta a la humanidad. A los valores humanos, que son los que la película refleja como perdidos. Hay que volver a la humanidad. A reconocernos, a mirarnos como seres humanos. A tener compasión y empatía con el otro.

La tecnología (smartphones, tablets, redes sociales...) ha cambiado nuestros comportamientos de manera radical. ¿Nos hemos parado a pensar en ello?

No lo suficiente. Creo que todas estas tecnologías han acelerado los procesos. Han hecho la vida muchísimo más rápida, pero quizás no mejor. Y nos iremos encontrando con que quizás haya muchos efectos secundarios de los que todavía no somos conscientes y que podríamos sufrir en un futuro. La tecnología, y esto también se refleja en Autómata, avanza a mucha más velocidad de la que nuestra mente puede asimilar. Y en este sentido nos encontramos en un momento de confusión.

Ha dicho que el Goya de Honor le ha quitado un montón de años porque no paran de repetirle que es muy joven para recibirlo...

En mi vida he recibido tantos piropos....

¿Qué sueños profesionales le quedan por cumplir a un actor admirado en su país y que ha conquistado todo el mundo a través de Hollywood?

Muchos. Me apetece seguir contando historias y me apetece seguir abriendo territorios. Y uno de esos territorios tiene que ver con la dirección, a la que me gustaría darle más regularidad en el tiempo. Y no hacerlo basándome en novelas o ideas de otros, sino desde mi propia opinión. Estoy escribiendo mucho últimamente y ese es un paso que quiero dar: poder dirigir una historia que yo haya generado. Es un paso importante en mi carrera que quiero conjugar con otros proyectos en Hollywood.

¿Contar con una agenda tan vertiginosa le impide volver al teatro?

Sí, tienes toda la razón. Porque hay ofertas, buenas ofertas de Broadway. Pero en estos momentos, en los que estoy tan efervescente de ideas, el teatro me atraparía. Y me atraparía durante un año entero, porque en Broadway no te contratan por menos tiempo, ya que ellos tienen que rentabilizar la inversión que realicen. Y me siento mal con eso porque el teatro ha sido siempre como una mujer muy bonita que me ha querido mucho y a la que he abandonado sin piedad. Y me duele porque, probablemente, el momento más feliz de mi vida en Estados Unidos no fue delante de una cámara sino sobre un escenario en Broadway. Ese año de Nine es para mí inolvidable. Sin embargo, tengo tantas ansias por hacer cosas, y esas cosas requieren tanto tiempo, que no puedo en estos momentos permitirme cerrar la caja del todo y pegar el salto al teatro. Pero en algún momento se tendrá que producir el reencuentro.

El cine español ha cerrado un año de aúpa en lo que a público se refiere. ¿No cree que esta industria debería tener las cosas más fáciles?

Pues sí. Pero no me gusta hacerlo desde la reivindicación martillera y gritona, sino desde la sonrisa. Como diciendo eso de «echarnos una manilla, hombre». El cine es una industria que representa muy bien al país y que proporciona muchos puestos de trabajo. La gente se cree que vivimos en una alfombra roja y rodeados de flashes, pero detrás hay mucha gente que no está nominada a los Goya y que trabaja, tiene casa e hijos que van al colegio. Son carpinteros, electricistas, maquilladores, chóferes... Unos colectivos de trabajadores que forman parte de la industria del cine y que necesitan también de una cierta atención por parte de las administraciones públicas.

¿Cree que las próximas elecciones supondrán el fin del bipartidismo tradicional?

Bueno, no puede ser un fin en sí mismo. Escucho voces contra el bipartidismo como si éste fuera una bruja. En los Estados Unidos funciona y se dice que es la mejor democracia del mundo. Los ingleses también son bipartidistas. En cambio, los italianos son multipartidistas y tienen un lío montado que para qué. Por lo tanto, cuidado con el bipartidismo, que puede servirnos todavía. Aquí la gente puede unirse, montar un partido y presentar su programa. Es algo absolutamente lícito. En esto no hay nada que decir. A mí lo que me preocupa de este tercer partido, y que es una preocupación que no quiero que se convierta en crítica, ni mucho menos, es que presentaron un programa para las elecciones europeas que después, en el momento en el que han visto que pueden adquirir responsabilidades de poder a nivel nacional, han cambiado. Y yo me pregunto si irán cambiando hasta acercarse cada vez más al PSOE y al PP. Y al final nos demos cuenta de que los márgenes de maniobra que hay en política actual son muy pequeños. No sólo en España, en el mundo entero. Me parece bien que haya gente que se refresque y se moje. Y además es lícito. No tengo nada contra ellos. Ni tampoco a favor. Simplemente estoy expectante a que publiquen su programa a las elecciones generales para leerlo.

Podemos no ha empezado con buen pie respecto a algo que usted tanto ama, como la Semana Santa.

Creo que no han sido conscientes del arraigo. Aunque después escuché a Echenique decir que se trata de una tradición hermosísima y que en ningún momento se les había pasado por la cabeza quitar la Semana Santa. Pero ya no hablemos del punto de vista religioso, identitario o artístico. Vamos a hablar de economía: dile a la gente de los bares y los hoteles que vas a quitar las procesiones. ¡Tú estás chalao! Si no existiera la Semana Santa, habría que inventarla. Eso no va a ocurrir.

Mire que en este país ocurre hasta lo impensable. De hecho, la noticia de la semana es la salida de Bárcenas de la cárcel...

Bueno, yo qué tengo que decirle a un juez o a un conjunto de jueces, que se han tirado un montón de años estudiando jurisprudencia y justicia, sobre lo que hagan. Yo me tengo que callar. Tenemos que acostumbrarnos a respetar las decisiones de los jueces y de las instituciones. Porque si no vamos a perder la cabeza. Bárcenas, además, tiene un fiscal que le está pidiendo cuarenta y dos años de cárcel. Esto no ha acabado, ni mucho menos. Pero dejemos que trabajen los que tienen que trabajar y entienden de todo esto.

¿Y qué opina de Susana Díaz, la ve en La Moncloa?

Todo es posible. Quién me iba a decir a mí, que salí de Málaga con 15.000 pesetas, que ahora tendría una estrella en el paseo de Hollywood. A Susana Díaz la veo una mujer capacitada, desde luego. Y creo que tiene las fuerzas, las ganas y las ideas. ¿Por qué no podría serlo?

El Festival de Málaga Cine Español cumple la mayoría de edad -en abril se celebrará su décimo octava edición-. ¿Cree que goza de buena salud y que llegará lejos?

Sí. Sí lo creo. Y lo noto mucho aquí en Madrid. Los compañeros de toda la vida, y también los jóvenes, no paran de contarme lo que les gusta ir a Málaga. Es un festival que tiene mucho sentido, un lugar donde se reúne toda la cinematografía nacional una vez al año. El Festival tiene todos los porqués y todas las coherencias. Y tiene un futuro muy hermoso por delante.

Málaga contará en pocas semanas con una sede del Centro Pompidou y otra del Museo Estatal Ruso de San Petersburgo. ¿Qué opina del despegue cultural de la ciudad?

Málaga está haciendo una importante apuesta por la cultura, también a nivel museístico. Málaga va a petar.

¿No cree que estamos pasando de un burbuja inmobiliaria a otra museística?

No. El Pompidou no llega como museo inactivo, llega para experimentar y realizar actividades que pueden hacer que Málaga protagonice un importante despunte. Están pasando un montón de cosas interesantes en Málaga que debemos saber analizar. Y para ello tenemos que salirnos del contexto político. Ya está bien de que Málaga sólo oliera a after-sun y que haya otras cosas. Creo que los museos van a dinamizar la actividad de la ciudad y eso ya se está viendo. A mí me produce mucho orgullo pensar que Málaga pueda dar pasos en algunas direcciones que hace unos años eran impensables.

¿Cuándo veremos la película de Carlos Saura en la que se mete en la piel de Picasso?

Pues cuando los administradores concursales suelten el guión. Lo que ha pasado ha sido eso: el guión ha quedado atrapado en un proceso concursal. Y estamos a la espera de que se resuelva. Carlos sigue enganchado con el proyecto, como lo estamos Gwyneth [Paltrow], Vittorio Storaro y yo. Es un proyecto muy hermoso que trata de un momento muy específico, no solamente sobre la vida de Picasso, sino sobre la historia de España y en el que se reflexiona sobre política, arte y la vida.

¿Ha abandonado la idea de levantar su teatro en Málaga?

A lo mejor no hace falta la construcción de un teatro. Se puede hacer teatro de otras maneras y hay muchos locales que ya están hechos. En fin, ya veremos. Todo se andará.